Asumiendo
que tras la derrota del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), el
momento político colocaba al centro de las definiciones el tema de la
integración popular, un conjunto de organizaciones sociales coincidieron la
necesidad de construir un espacio integracionista teniendo como referencia el
ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), en tanto
proyecto esencialmente político que se remite al ideal de Patria Grande,
promovido desde las guerras de la independencia.
'
Este
proceso arrancó en julio 2008, con la elaboración de la Carta de los
Movimientos Sociales de las Américas que, después de diversos debates en los
diferentes países y en el Foro Social de las Américas realizado en Guatemala
(2008), es aprobada en la Asamblea de los Movimientos Sociales del ALBA,
durante el Foro Social Mundial de 2009, en Belém do Pará, Brasil. Como en
el impulso de esta iniciativa ha tenido un rol muy activo el Movimiento de los
Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) de Brasil, establecimos un intercambio
con João
Pedro Stedile, miembro de la Coordinación Nacional de esta
organización, cuyas reflexiones recogemos a continuación.
- ¿Qué
factores y actores fueron gravitantes para la derrota del ALCA?
En
esencia, con el ALCA se buscó armar un aparato jurídico para proteger las
operaciones de las empresas estadounidenses orientadas a tomar el control del
mercado de las Américas. Y para eso se necesitaba la libertad total del
comercio, anulando cualquiera medida soberana de los gobiernos nacionales.
La implantación de la moneda estadounidense, con protección jurídica
plena a sus inversiones.
Sin
embargo, para que se concrete este proyecto se necesitaba el apoyo de todos los
gobiernos de la región. Mas resulta que, a partir de Hugo Chávez, en
diversos países fueron electos gobiernos anti-neoliberales, reconfigurando un
escenario que terminó por obstaculizar el avance del ALCA.
Por
otro lado, el gobierno de Estados Unidos ya estaba fragilizado en sus propuestas
neoliberales, al tiempo que perdía terreno con las derrotas político-militares
en el Medio Oriente.
Y
este cuadro se completa con la resistencia popular en diversos países del
continente. En algunos, la resistencia se organiza en forma de campaña
explícitamente contra el ALCA. En otros, se presenta como movilizaciones
populares, localizadas, contra el neoliberalismo, lo cual significaba estar
contra el libre comercio y la subordinación a los Estados Unidos.
Es
más, en algunos países es evidente que también gravitó, con peso relativo, la
postura de algunos sectores empresariales locales, que no se sentían cómodos
con la subordinación total a los intereses de Estados Unidos, ya que implicaba
una pérdida de parte de su tasa de ganancia para beneficio de las empresas
estadounidenses.
- ¿Cuáles son
las principales lecciones que extraes de esas jornadas?
Son
muchas lecciones y aprendizajes de este período. Difícil de nombrar a
todos o establecer criterios por importancia. Sin embargo, cabe destacar
la realización de referendos populares, de consultas al pueblo, y también la
realización de asambleas populares masivas, pues contribuyeron a que se
implemente una significativa pedagogía de masas, que ayudó a que el pueblo
entienda lo que estaba en juego, al politizar el debate, y a que participe,
aunque de una manera simple: con el voto en contra.
También
fue importante la unidad entre la mayoría de los movimientos populares de cada
país contra el ALCA, ya que era la principal bandera de lucha contra el
neoliberalismo. Esto ayudó a superar los protagonismos, el sectarismo y
otras prácticas comunes entre nuestros movimientos.
-
Específicamente, ¿qué significó en ese momento el nacimiento del ALBA?
En
ese contexto, resulta gravitante la visión estratégica y continental del
presidente Hugo Chávez con la propuesta del ALBA, bajo las premisas de que: a)
no es suficiente criticar a los Estados Unidos y la integración del capital,
asumiendo que es preciso presentar otra propuesta de integración, alternativa,
una integración que precisa ir más allá de los gobiernos para adquirir un
carácter popular; b) utilizó toda su experiencia y carisma para articular a
gobernantes anti-neoliberales y progresistas en torno a la propuesta del
ALBA. Y tan es así que anuncia esta perspectiva en el acto de la derrota
del ALCA, en Mar del Plata –Argentina–, durante el famoso mitin popular en un
estadio local con miles de militantes argentinos y de las Américas; c) y el
siguiente paso, con sentido político, fue que no podía ser sólo una
articulación de los Estados o gobiernos, sino que debía involucrar a las
fuerzas populares que actúan de manera independiente de los espacios
institucionales.
-
En el nuevo escenario tras la
derrota del ALCA, en la agenda oficial cobra fuerza la perspectiva de una
integración soberana que, además del ALBA, se traduce en la conformación de
UNASUR y, posteriormente, de la CELAC, a la vez que repercute en una
redefinición de otros proyectos de integración, como en Mercosur, en los cuales
se abren espacios para la participación de movimientos sociales. ¿Cómo
entender que esta apertura prácticamente haya quedado en el plano formal?
¿Cuál la responsabilidad de los propios movimientos para que ello sea
así?
En
primer lugar, desde un punto de vista institucional después de la derrota del
ALCA y el surgimiento del ALBA, no se logró aglutinar a la mayoría de los
gobiernos. Así, desde el punto de vista gubernamental, éste se limitó a
siete u ocho países, y de economías no muy representativas para el continente.
Sabiendo que, en realidad, la economía se mueve con el peso de México,
Colombia, Brasil y Argentina.
Ante
estas circunstancias, el presidente Chávez acertó al moverse para crear otros
espacios que no eran tan populares como alternativas, pero representaban la
posibilidad de una unidad del continente contra el gobierno de los Estados
Unidos y Canadá. Y de ahí surgió la propuesta de la UNASUR, en América
del Sur y la CELAC a nivel continental. Las dos iniciativas tuvieron
éxito, aglutinaron a todos los países, sin Estados Unidos, y en la práctica
enterraron la hegemonía que Estados Unidos tenía a través de la OEA.
El
Mercosur, que nunca fue un mecanismo de integración verdadera, fue solamente un
acuerdo comercial entre los países del sur. Y creo que ya tiene sus días
contados, ya que necesita con urgencia migrar a un acuerdo de toda la América
del Sur, en el marco de la UNASUR. Así como está, ya no sirve para nada.
El
problema es que algunos países gobernados por los partidos neoliberales en
América del Sur están poniendo resistencias, y preferirían realinearse con
Estados Unidos a través de la Alianza del Pacífico, y ahora el TPP, que abarca
también parte de Asia.
Desde
el punto de vista institucional, la crisis internacional del capitalismo, las
dificultades con el precio del petróleo, producto que, para Venezuela, es su
principal fuente de financiamiento para los proyectos económicos estratégicos
para el continente, tiene una influencia negativa.
En
cuanto a los movimientos populares que nos articulamos bajo los parámetros
conceptuales del ALBA, nos estamos moviendo lentamente porque elegimos caminar
con nuestras propias piernas, teniendo autonomía frente a los gobiernos y
Estados, incluso progresistas o de izquierda.
- En ese nuevo escenario, otro aspecto que destaca es que se
diluye la articulación alcanzada continentalmente por los movimientos y, es
más, prácticamente se produce un reflujo de éstos. ¿Cuál es tu explicación
al respecto?
No
lo veo como reflujo. Yo lo veo como una lentitud natural, sin embargo
pedagógica, que sólo seguiremos adelante si tenemos mayor capacidad de
articular fuerzas populares en cada uno de nuestros países.
Y,
por desgracia, en la mayoría de los países, aunque todos nos declaramos
anti-neoliberales y anti-imperialistas, no logramos construir espacios
nacionales
unitarios,
que sean la base de un movimiento continental del ALBA. Entonces, si las
fuerzas populares no tienen la madurez para articularse en sus países, no
pueden y no deben salir en las articulaciones internacionales, como portavoces
de la unidad. ¿Hablando en nombre de quién?
Por
otro lado, se imaginaba que la reciente coyuntura ayudaría a los movimientos
populares de todo el continente a que avancen más rápido en un re-ascenso del
movimiento de masas. Pero, lamentablemente, eso no ha sucedido. Por
ahora, solamente en Bolivia se mantiene en ascenso el movimiento de masas, que
aunque se siente participe en el gobierno, también lo presiona, y está en
constante movilización.
En
Venezuela, hay una vinculación muy grande de los movimientos populares a los
procesos electorales, que se realizan cada dos años, y terminan monopolizando
los intereses de las fuerzas populares en lucha permanente contra los golpes de
la derecha.
Y,
por último, el imperio pasó a jugar más duro, desplegando una contraofensiva
ante las luchas sociales y las articulaciones en el campo ideológico, avanzando
con sus armas que son los medios de comunicación, especialmente la televisión y
la Internet. Y en este campo, el capital y los Estados Unidos son
absolutamente hegemónicos, y tienen una gran fuerza.
Es
decir, los pocos avances no sólo fueron debilidades nuestras, que son muchas,
sino que también hubo un repunte de las iniciativas ideológicas impulsadas por
Estados Unidos con las fuerzas conservadoras en nuestros países. Y en
todos los países estamos asistiendo a una confrontación cada vez mayor de estas
fuerzas, con las fuerzas populares.
Y
las fuerzas populares con poca posibilidad de actuar en la televisión, en los
medios de comunicación masivos y en Internet. Incluso en Internet, que se
consideraba que era un espacio más libre y democrático, las revelaciones de
Assange y Snowden dejaron en claro, por ejemplo, que Google no pasa de ser una
herramienta al servicio y bajo control de los servicios de inteligencia del
Gobierno de los Estados Unidos.
- Hoy estamos ante un nuevo escenario, tanto por la dinámica
global del capitalismo como por las limitaciones registradas por los gobiernos
de cambio, lo cual ha dado pie para que incluso, entre los opositores de
izquierda, se hable del fin del ciclo progresista. Desde la perspectiva
de los movimientos, ¿cómo encarar esta situación, siendo de que por medio hay
intentos desestabilizadores?
No
considero que sea el mejor camino permanecer pronosticando el fin del ciclo
progresista, o la reanudación de los sectores conservadores. Eso no es
dialéctico. La lucha de clases es permanente en cada uno de nuestros
países, y muy dinámica. No podemos generalizar como una situación en cada
país. E incluso en los países en los que hay una completa hegemonía de la
derecha en los gobiernos, como México y Colombia, hay una mayor intensidad de
la lucha social, y la disposición de lucha del pueblo.
Creo
que nos encontramos en condiciones difíciles, debido a la dependencia económica
de nuestro continente en relación al capitalismo internacional. Más que
nunca debemos recuperar las teorías de la dependencia (sistematizadas en la
década del 70) para explicar la situación de nuestras economías, para no caer
en el simplismo de que tan solo porque los gobiernos van mal, o la economía
está en crisis, que eso significa el fin de ciclos de gobiernos.
Estamos
en medio de la lucha de clases, en cada uno de nuestros países y en el
continente. Y ésta, cada día, puede y tiene desdoblamientos diferenciados
con diferentes consecuencias.
En
este sentido, los movimientos populares y las fuerzas de izquierda precisan
estudiar más, conocer mejor sus realidades y tener más claro, en las disputas
electorales, ideológicas y políticas, quiénes son nuestros enemigos
principales, quiénes son nuestros aliados temporales, y quiénes son las fuerzas
realmente populares, que pueden acumular para alcanzar transformaciones
estructurales de nuestras sociedades. Y por lo poco que he leído y
escuchado de compañeros/as en nuestros encuentros, hay una confusión
generalizada en la mayoría de los países sobre esta identificación necesaria,
para posicionarse mejor en las tácticas, en la lucha de clases.
- En la actual disputa geopolítica, el imperialismo trata de
impedir que se avance hacia el multilateralismo en el ordenamiento
internacional. Para el efecto, además de su poderío militar, ha puesto el
pie en el acelerador para llegar a acuerdos de libre comercio en diversos
frentes. En la región con la Alianza del Pacífico, globalmente con el
TPP, el TTIP, TISA, entre otros. Ante esta realidad, ¿qué hacer desde los
movimientos sociales?
Tenemos
que debatir estos temas con profundidad en cada uno de nuestros países, pues
los desafíos pueden presentarse de forma diferenciada. El primer paso es
comprender que de hecho el imperialismo del capital de Estados Unidos es
nuestro principal enemigo, que se presenta no solo a través de las acciones del
gobierno de ese país, sino también y, sobre todo, con las iniciativas de las
empresas, corporaciones transnacionales, medios de comunicación y acuerdos
internacionales.
Segundo,
precisamos seguir con el trabajo de base, para concientizar a nuestras bases,
respecto a esa realidad y al contexto de la lucha de clases en nuestros países,
que está cada vez más internacionalizado. O sea, la correlación de
fuerzas en el plano local no sólo está determinada por el comportamiento de las
burguesías locales, cuanto que por el comportamiento de fuerzas del capital
internacional.
Tercero,
necesitamos reimpulsar el trabajo de formación política de nuestra militancia…
y tener, de hecho, una estrategia de unidad política y de disputa del poder
político en la sociedad, en el sentido elaborado por Gramsci, de que todos los
espacios colectivos de la sociedad, son espacios de lucha política. Creo
que la mayoría de los partidos de izquierda se perdió en esquemas puramente
electorales y abandonaron la formación política de su militancia. Y luego
cayeron en el pragmatismo total, que siempre repercute en el oportunismo
personal o de grupos.
Cuarto,
poner energías en la construcción de medios de comunicación de masas.
Quinto,
estimular las luchas de masas, solamente ellas pueden, de hecho, alterar la
correlación de fuerzas, y ser un contrapunto a la fuerza del capital
imperialista, a la que me referí anteriormente.
- Entre otros temas
gravitantes resaltan los relativos a la crisis ambiental y alimentaria.
¿Qué alternativas se están formulando?
El
capital internacional ante la crisis de acumulación cíclica que estamos
viviendo, migró con mayor intensidad hacia América Latina, para apoderarse y
tornarse propietario privado de nuestras riquezas naturales, particularmente de
los minerales (petróleo, hierro, bauxita, etc) y de la energía eléctrica,
eólica, y de las commodities agrícolas.
Esta
avalancha de capital, explotando/extrayendo los bienes naturales, está causando
esa destrucción del medio ambiente en todo el continente, que trae como
consecuencias graves el cambio climático, la desaparición de agua, etc.
Este
tema no estaba presente en la lucha de clases antes de 1990, tan sólo aparece
ahora. Y hay que enfrentarlo con la misma intensidad que ante la
contradicción entre capital y trabajo. La destrucción del medio ambiente
puede colocar en riesgo a la vida humana en el Planeta.
En
este sentido tenemos dos aliados importantes: las contradicciones de la
naturaleza, que coloca a cada sociedad ante las consecuencias de su
destrucción, y por tanto puede conducir a una concientización de la sociedad
respecto a la gravedad, por el cambio climático, de la temperatura, la falta de
agua, de las sequías, etc.
Y
el segundo aliado es la postura política del Papa Francisco, que más allá de
sus pronunciamientos, preparó la Encíclica “Laudato Si“ que es un
hermoso análisis de las causas, consecuencias, de las agresiones al medio
ambiente y de la necesidad de reaccionar.
Así,
espero que las fuerzas populares, al menos las que se articulan en el ALBA,
abracen con prioridad este tema.
- Siendo que la disputa política y social se ha desplazado
al espacio comunicacional mediático, ¿cómo abordar este reto?
De
muchas maneras, comenzando con el impulso de una lucha sistemática contra el
oligopolio que el capital nos impone, con sus redes mediáticas, en especial la
televisión e Internet, la denuncia permanente de su nuevo papel como
organizador ideológico de la sociedad en favor de los intereses del capital y
de la explotación.
Por
otra parte, crear de todas las formas y en todos los espacios que podamos,
nuestros propios medios de comunicación de masas, bajo control de las fuerzas
populares. Y articularnos a nivel continental, también y sobre todo en
este campo de la información, de la lucha ideológica.
Pero
además, luchar en nuestros países para que haya leyes que democraticen y
regulen los medios de comunicación, en función del interés público.
---------------------------------------------------------------------------------------------
*
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 509
(noviembre 2015), con el título "A 10 años de la derrota del ALCA" - http://www.alainet.org/es/revistas/509
No hay comentarios:
Publicar un comentario