ALAI AMLATINA, 12/09/2013.- Entender
cuáles son los intereses de EEUU en Siria en la presente coyuntura, es
fundamental para situar en su lugar las relaciones entre América latina y, en
particular, Panamá con EEUU. La retórica que el gobierno del presidente Barack
Obama utiliza para ‘ablandar’ las defensas de Siria en el escenario
internacional es la misma que EEUU utiliza en sus relaciones con la región.
En Guatemala liquidó al gobierno
democrático del presidente Arbenz en 1954. Una década más tarde invadió a
República Dominicana para derrocar al presidente democrático Juan Bosch.
Pasaron diez años y nuevamente en 1973 intervino en Chile para bañar en sangre
el experimento del gobierno democrático del presidente Allende. En la década de
1980 convirtió a Centro América en un campo de batalla. En 1989 invadió
militarmente a Panamá bombardeando a comunidades urbanas con efectos
terroristas. En 1995 invadió a Haití y exilió al presidente democrático
Aristide. En 2002 encabezó un intento fracasado para derrocar al presidente
democrático Hugo Chávez.
Todas estas experiencias tuvieron un
sustrato común: la mentira. EEUU desde hace 70 años tiene el poder militar para
imponerse ante cualquier adversario.
Desde hace más de 10 años ha construido
un castillo de mentiras en torno a la realidad de los pueblos árabes con el fin
de satanizarlos. La invasión y destrucción de Afganistán (país no árabe)
desatada en 2001 fue precedida por una campaña que transformó a los talibán
(estudiantes del Corán) en terroristas. Poco después EEUU invadió a Iraq con el
fin de ocupar sus campos petrolíferos. En 2011 invadió a Libia y asesinó a su
líder Gadafi.
En el caso de los países del Medio
Oriente, la arremetida de EEUU se produce en el marco de una redefinición de la
correlación de fuerzas a escala global. Washington es consciente de los
problemas que representa el espacio dejado por la Unión Soviética, la
emergencia de China y la declinación de Europa para su estrategia global.
También tiene que enfrentar la
consolidación de Irán, la permanente inestabilidad provocada por la política
israelí en la región y el debilitamiento de los gobiernos más cercanos a EEUU
como Arabia Saudita y Egipto.
Hace 10 años se puso en marcha el
proyecto del ‘siglo americano’ que consistía en convertir a EEUU en la potencia
hegemónica única en el siglo XXI. Para hacer realidad este plan, contemplaba
contener a China y subordinar la rica región petrolera del Medio Oriente. La
nueva retórica sirvió para presentar ante el mundo a los pueblos ‘islámicos’
como los enemigos del siglo XXI.
El objetivo militar es desestabilizar a
los países de la región árabe y reconstruirlos de acuerdo con su propia visión
del mundo. Este cambio del tablero geopolítico le permitiría arrinconar a China
que ya se ha convertido en país dependiente de las importaciones de energéticos
(petróleo). Sobre la base de campañas basadas en mentiras, pero repetidas una y
otra vez, EEUU logró introducir en la mente de las mayorías de los pueblos la
duda sobre las intenciones de la Casa Blanca.
En el caso de Siria, los voceros de
Washington plantean que es inevitable el bombardeo y destrucción de Siria
(igual que Afganistán, Iraq y Libia) para castigar al gobierno sirio por el uso
de armas químicas. Según el presiente Al-Assad, “hemos retado a los acusadores
a presentar siquiera un ápice de prueba legitimadora, algo que no han sido
capaces de hacer… Los hemos retado a mostrar pruebas no ante nosotros, sino ante
su propia opinión pública”.
Rusia logró, aparentemente, un triunfo
diplomático a última hora posponiendo un ataque militar de EEUU programado para
esta semana. Ceder en estos momentos, sin embargo, significaría para EEUU
retrasar su objetivo principal que es construir un Medio Oriente que pueda ser
una aliada incondicional en su lucha contra Irán y, después, contra China. Más
aún, los asesores más agresivos (‘los halcones’) de Obama son conscientes que
la ventana de oportunidad puede estarse cerrando para que EEUU logre su
objetivo propuesto en el proyecto del ‘siglo americano’. Sin embargo, los
sectores más moderados (‘palomas’) de EEUU insisten en que sus objetivos (no
perder su hegemonía global) pueden alcanzarse sin invadir a Siria. Esta
división que se asemeja a la producida durante el gobierno de Bush hace una
década, se ha visto sacudida por la aparición de los llamados fundamentalistas
de la extrema derecha (miembros del Tea Party) que se oponen a la política
guerrerista de Obama. Este sector plantea que el Premio Nóbel de la Paz, Barack
Obama, no tiene la capacidad para dirigir a EEUU en la guerra y debe abstenerse
de comprometer a EEUU en aventuras bélicas en el Medio Oriente.
Según Hans von Sponeck, ex subsecretario
de la ONU, “EEUU no tiene pruebas reales de que el gobierno sirio haya
utilizado armas químicas”. Incluso, agrega, si proporciona pruebas, “hay que
ser escépticos recordando los muchos incidentes falsos o fabricados utilizados
para justificar muchas guerras anteriores: el incidente del Golfo de Tonkín en
Vietnam, la guerra del Golfo, la masacre de Racak (en Kosovo), las armas
iraquíes de destrucción masiva y las amenazas de masacre en Bengazi, Libia”.
- Marco A.
Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador
asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA) http://marcoagandasegui11.blogspot.com