Energía Morfogenética

Energía Morfogenética
Fuerza de los Revolucionarios para luchar de manera inquebrantable por consolidar la Revolución Bolivariana

III Curso para Difusores e Investigadores del Socialismo Bolivariano

III Curso para Difusores e Investigadores del Socialismo Bolivariano
Se iniciia el 31.05 a las 08.30am en la UBV de Caracas, Los Chaguaramos, Piso 10, Sala Cruz Diez

Hacia la Capilla ardiente de 10 días

Hacia la Capilla ardiente de 10 días
Fueron cientos de miles quizás millones...no se sabe cuántos desfilaron frente a Chávez para darle su adiós

El Comunismo en Venezuela en 2017

El Comunismo en Venezuela en 2017
El comunismo hoy en día en el siglo XXI lo interpreto como el modo de vida que se fundamenta en la espiritualidad (razón política de energía morfogenética para luchar por transformar el mundo) del ser para organizar a la sociedad en componentes comunitarios que buscan alcanzar el Bien Común (racionalidad de justicia), la producción socialista y el poder popular expresado por vía del autogobiernC

Táctica y Estrategia de la Revolución Bolivariana en la coyuntura del 12 de Octubre

Táctica y Estrategia de la Revolución Bolivariana en la coyuntura del 12 de Octubre
Quienes creen en el Socialismo Bolivariano (Revolución), como otro modo de vida diferente al capitalismo, buscan la realización de actos dirigidos a transformar el capitalismo y generar una nueva estructura de relaciones humanas que invente el otro mundo posible.

El MNOAL y el Socialismo Bolivariano

El MNOAL y el Socialismo Bolivariano
La coyuntura en que se encuentra Venezuela al realizarse la Cumbre de los Países del MNOAL es una oportunidad, para el país que sigue de manera inexpugnable alcanzar la viabilidad de construir el Socialismo Bolivariano

La Revolución Bolivariana es un paradigma que guía a los movimientos emancipadores del mundo

La Revolución Bolivariana es un paradigma que guía a los movimientos emancipadores del mundo
La fuerza interior se crece para transformarse en ímpetu imbatible al dominar las ideas que proyectan el modo de vida sustentado en el socialismo, razón del reto contra las fuerzas de USA, de la derecha mundial y la globalización universal.

Talento, Bien Común y Virtud vs Fascismo, Odio y Destrucción

Talento, Bien Común y Virtud vs Fascismo, Odio y Destrucción
El Bien son los principios, la ética, la moral de la justicia, la razón del espíritu. El Bien es el amor al prójimo y la Buena Voluntad. El Mal es el odio, la devastación consciente, la intención de hacer daño, la negación de la idea, del pensamiento y de la Revolución.

La Carta Democrática Interamericana, instrumenrto de USA para mantener su hegemonía

La Carta Democrática Interamericana, instrumenrto de USA para mantener su hegemonía
No puede uno de sus miembros (OEA) invocar la aplicación de la Carta cuando se carece de moral política por ser violador de su articulado.

El Partido Político tiene que transformarse en estructura para la emancipación

El Partido Político tiene que transformarse en estructura para la emancipación
Democracia Directa es el nuevo estadio que tiene que asumir la Revolución Bolivariana una vez que el pueblo venza a la GNC, a la desestabilización, a la derecha mundial, al Comado Sur, al Departamento de Estado, a los gobiernos de la derecha mundial y al Presidente de USA.

sábado, 30 de agosto de 2008

Entre Revolución y Espiritualidad

La revolución es un acto humano de profunda inspiración espiritual. La meta que busca alcanzar la revolución es lograr a plenitud el bien común del pueblo. Esto pasa por asumir que la espiritualidad es la energía interior que manifiesta el sur humano para lograr la obtención de fines y propósitos (energía morfogenética). La espiritualidad es el motor que genera la acción revolucionaria. No puede haber revolución si no se siente el amor por el prójimo, si no internalizamos sentimientos humanos de desprendimiento y entrega para satisfacer el bien colectivo

Ente los factores que estimulan el surgimiento de la espiritualidad y que se aplican a la política, puedo mencionar cinco de ellos: la conciencia, el compromiso, la unidad del colectivo, la pertenencia y las virtudes sustentadas en principios y valores de alto contenido ético y moral. Factores que moldean el marco teórico del revolucionario. Factores que inducen al cambio conceptual de los elementos que le dan consistencia al realismo político, es decir: (i) definición de una postura económica frente a los medios de producción; (ii) elaboración de una clara actitud política frente al cambio en las relaciones sociales y de poder; y (iii) producción de una sólida posición ideológica frente a la concepción del mundo y la vida. Es entonces una correspondencia simbiótica la que existe entre la espiritualidad del ser revolucionario y la acciones políticas que generan los cambios estructurales de la sociedad.

La espiritualidad actúa como agente innovador de la conciencia revolucionaria. Su incidencia en tres aspectos estructurales del Proceso: bien común, poder popular y fuerzas propias, nos permite afirmar que el nuevo paradigma que ha establecido la revolución en Venezuela es consecuencia de la racionalidad política en conjunción con los sentimientos nobles que emergen del corazón humano. La espiritualidad nos conduce a la concepción de un nuevo sistema político cuya raíz es el bien común. Este aspecto es suficiente para entender que el Proceso Bolivariano nunca es ni será igual a los otros modelos políticos que se sostienen con base en el clientelismo o usufructo del poder. La democracia representativa (IV República), por ejemplo, no entiende la vida y al mundo desde una visión de amor hacia al prójimo. Lo hace sobre el marco capitalista cuya esencia lo define el beneficio y la acumulación hasta el valor infinito que produce el mercado. Su razón existencial es el consumo, el lucro, el egocentrismo, la competencia, la rivalidad. Diametralmente opuesto a lo que busca la revolución.

La diferencia entonces radica que en la revolución, lo espiritual permite que se direccione la acción política hacia la satisfacción de las creencias y prácticas basadas en el humanismo. El poder popular, por ejemplo, significa transferir, canalizar u otorgar la potestad de la toma de decisiones al pueblo organizado. Quien no sienta amor por el prójimo, nunca cederá el poder a los otros. No dará ni un milímetro del control del aparato del Estado a los grupos comunitarios que lo necesitan para satisfacer sus expectativas de vida. Eso solo se logra, se obtiene de manera legítima, cuando por propia voluntad la acción política inmersa en la convicción de la espiritualidad humana, el revolucionario se iguala a su prójimo y resaltando la disposición de desprendimiento y de solidaridad fraterna, decide conscientemente materializar la transferencia de poder al pueblo.

domingo, 24 de agosto de 2008

La oposición venezolana

A propósito de las elecciones regionales del 23/11, se hace necesario reiterar conceptos teóricos para precisar la consistencia ideológica de la oposición, la que aspira a obtener el triunfo de 10 gobernaciones y más del 50% de las Alcaldías.

Oquedad y ausencia de criterios refleja hasta ahora su inocua propuesta, la cual difícilmente se puede estudiar por no existir una base conceptual que lo admita.

Cree que el triunfo es pragmatismo cuando ya existe una base de criterios sólidos por parte del pueblo. Repasemos la lección fundamental, para estimularle en su conciencia la intención de convertirse en luchadores sociales. Esto generaría la confrontación de ideas inspiradoras de grandes obras inmortales si es que su vaguedad lo permite.

Les digo a la oposición, para que desarrollen su más intensa elaboración intelectual en esta coyuntura del 23/11, punto crítico que determina el cruce de caminos definitorio de la ruta de la Repùblica; les digo, que la revolución es cambio de estructura. El modelo político del proceso bolivariano es revolucionario. El cambio de estructura significa la creación de un nuevo sistema político (Estado, aparato productivo y relaciones de poder). La estructura es la dimensión del funcionamiento de la sociedad, donde se dan las relaciones de los factores genéticos que producen los actos visibles (hechos observables). La estructura es la génesis de los fenómenos. La Revolución Bolivariana actúa sobre la estructura. Mientras que ustedes, oposición, son contrarrevolución y reforma. Buscan operar solamente a nivel de los fenómenos (lo visible y verificable). Ustedes, oposición, no transforman la estructura. Ustedes son reformistas y por lo tanto contrario a la revolución. El modelo político de la democracia representativa, que es el de ustedes, es simplemente reparos inertes para que se mantenga la estructura capitalista, liberal, cogollérica, individualista y clientelar. Ustedes no plantean el cambio del sistema político. La democracia representativa, la de ustedes, se fundamenta en la representación de los cogollos. En la revolución las decisiones la toma directamente el pueblo. La revolución está desarrollando la conciencia del vocero. Ustedes oposición son cúpula. Su experiencia y antecedentes más inmediatos verifican que su acción se fundamenta en la apropiación del poder y el aislamiento del pueblo.

El Estado en la democracia representativa se concibe para que el aparato burocrático –-gobernaciones, alcaldías, concejos municipales y demás unidades políticas orgánicas-- implante el clientelismo y la coacción de los representantes. Su modo de gestión llega solo hasta ligeros ajustes de la organización y las leyes, pero sin tocar la base de sustento (estructura).

Ustedes los de la oposición tienen que saber ya, y sobre todo si son políticos que se van a confrontar con la ideología revolucionaria, que nuestro Proceso Bolivariano opera a nivel de la estructura. La militancia revolucionaria, que incluye a los candidatos del PSUV, luchan para erradicar ese Estado que aún sigue vigente. Razón por la cual se justifica el conjunto de 26 leyes habilitantes cuya racionalidad jurídica apunta a arrancar buena parte de esas raíces reformistas.

A mi juicio ustedes deben volver al estudio y, para enriquecer la creatividad e inventiva de la sociedad actual, asumir la campaña electoral con base en los preceptos ideológicos y las nuevas categorías políticas que está generando el proceso revolucionario.

sábado, 16 de agosto de 2008

Pueblo

Las expectativas revolucionarias están latentes. El pueblo consciente demanda viabilidad de lo que se promueve como poder popular. La diferencia entre reforma y revolución tiene que instrumentarse en la cotidianidad de la práctica del Proceso. La nueva fase, que debe arrancar a partir de los resultados del 23/11, tiene que consolidar la tesis ideológica del SSXXI y la transferencia de la toma de decisiones a las comunidades organizadas. Esto se adquiere con mayor nivel de compromiso político, convencimiento pleno de romper las resistencias al avance del cambio de estructura y una clara actitud moral contra la corrupción.

Por lo tanto, la nueva cohorte generacional que asuma la conducción del Proceso a partir del 23/11, tiene que manifestar sus hechos de gobierno con base en las necesidades reales del colectivo y atendiendo los compromisos implícitos en los actos constituyentes y soberanos de las comunidades organizadas.

Si hasta ahora eso no ha ocurrido, debido entre otras razones al analfabetismo ideológico y a la rigidez del Estado reformista, ya estas no pueden ser las variables en uso para negar el poder popular. Si la cohorte del mando regional y local ha actuado muy similar a la IV República con base en decisiones usufructuarias del poder, clientelares y sin ser consultadas con el pueblo, ya esa práctica viciada y contrarrevolucionaria se agotó. Ahora lo que viene es la conversión de los mandos del Estado en vocerías populares y la toma de decisiones por parte del pueblo a través de las asambleas, cabildos, organizaciones comunitarias, grupos de acción social y nuevas estructuras de participación ciudadana. Viene ahora la fase de los presupuestos estimados y ejecutados por las mismas comunidades; la implantación de la contraloría social; el acoplamiento de los programas gubernamentales a las tareas cotidianas del colectivo. Lo que viene es que los gobernadores, alcaldes, diputados regionales, asuman su nuevo rol como voceros: hablan lo que le diga el pueblo y no quien decide en su nombre convirtiéndose en cúpula de mando. Esto por supuesto no lo puede entender quien no tenga la convicción revolucionaria, por lo que enfatizo lo de las cohortes. La nueva cohorte tiene que ser transformadora y estar persuadida que el mando no es de un ser supremo que posee un conglomerado de vasallos que se debe al gobernante.

La nueva cohorte tiene que despojarse de la superioridad humana, generadora de egocentrismo, vanidad, codicia, prepotencia y pragmatismo, para asimilar la horizontalidad jerárquica, humildad igualitaria y fomento del bien común sustentado en la buena voluntad y el amor al prójimo. Si no lo hace, el proceso alarga la fase de transición y no habrá revolución. Si la nueva cohorte no se acopla al momento que exige el Proceso, puede ser que el pueblo se lo demande de una manera insospechada.

Los candidatos del PSUV tienen tres meses para aprender a ser revolucionarios en la nueva fase de cambio estructural y entender cómo transferir la toma de decisiones a las comunidades organizadas. Tres meses que deben ser empleados también por las comunidades para ejercitarse en la práctica del cogobierno y exigirles a sus voceros una conducta acoplada a la democracia directa. Las elecciones del 23/11 tienen que ser actos revolucionarios y no actos burocráticos. Y eso significa tomarle el paso a la historia y seguir su cadencia de ritmo para ir de frente hacia la emancipación popular.

viernes, 8 de agosto de 2008

El Vocero

El vocero es el portador de la semilla de la democracia directa; es decir, la toma de decisiones directamente por la comunidad organizada en el desarrollo de su destino. El vocero es el elemento que ejecuta el mandato del Consejo Comunal, instrumento a su vez, de la Asamblea de Ciudadanos de una determinada localidad. El vocero es solo una voz, transmisor de la decisión del grupo. Recoge también el vocero lo que surge de la sesión asamblearia de la cual forma parte. Plantea lo que se analizó en ese ambiente y espera por nuevas situaciones que se deriven de las discusiones colectivas. Es así entonces como el vocero toma, lleva y trae. Siempre bajo el parámetro de manifestar la decisión del grupo. Nunca el vocero actuará individualmente o a su libre albedrío. El vocero no manda ni impone su criterio personal. Es la extensión o la prolongación de la presencia de un colectivo de trabajo o un área comunitaria en el Consejo Comunal. Puede ser también el vocero el ejecutor de una encomienda asignada por el Consejo Comunal ante una entidad del Estado, otra instancia comunitaria u alguna organización social, política, cultural o militar. Pero en todos estas situaciones el vocero solo habla, entrega el mensaje, cumple la encomienda. El vocero no toma decisiones. La decisión o el mando sobre asuntos que le competen a la comunidad no es del vocero. Eso es exclusiva responsabilidad de la asamblea de ciudadanos, que es la primera instancia de poder, y el instrumento popular que determina la existencia de los Consejos Comunales.

La figura emblemática de lo que sería el cambio en las relaciones de poder, como parte de la transformación estructural que busca la revolución en esta fase del Proceso, es el vocero. El vocero tiene una connotación espiritual y por esa razón responde a la concepción revolucionaria del nuevo paradigma que genera el cambio de estructura. Lo espiritual está presente porque el vocero estimula la humildad del servidor público. Un vocero del Consejo Comunal es un aliado a la causa de servirle al pueblo. De servirle con amor. El vocero es una embrión de la naciente corriente política que sustenta su acción en el amor al prójimo. El vocero rompe con la rivalidad entre los iguales. El vocero acaba con el dedo. Como el vocero no manda, sino solo habla, cualquiera que entienda lo que significa la gestión de solidaridad, buena voluntad y afecto sincero para alcanzar el bien común, cualquiera de ellos puede ser el vocero. Esto acaba con el egocentrismo y el individualismo corruptor del ser supremo que bajo el manto del poder del Estado, somete a los demás sin consideración alguna a la condición humana. Gestión de mando engendrada por el modelo reformista que más que servir al pueblo lo que busca es aprovecharse del pueblo. El egocentrismo es el padre de la rivalidad. Pero el vocero, ahora y en la medida que se generalice su acción y su esencia revolucionaria, el vocero demolerá a la rivalidad e impondrá la humildad a los servidores del pueblo.

Pues bien, si el rol del vocero se define cada día de manera más clara y así es entendido por las comunidades organizadas, podemos entonces decir que va por buen camino el cambio de estructura a nivel de las relaciones de poder que tiene que alcanzar la revolución.



La existencia del vocero que está en la onda de la avanzada revolucionaria, coloca a los partidos reformistas apegados, enchufados y enganchados con las cúpulas y el dedo, los coloca en un escalón más abajo en la escalera de la revolución. Vocero es salto adelante. Partido reformista es salto atrás.

domingo, 3 de agosto de 2008

A los candidatos del PSUV

Una reflexión dirigida a todos los candidatos del PSUV, incluyendo a quienes
aspiran repetir en las gobernaciones de estado. El compromiso de ustedes,
candidatos, tiene dos dimensiones: (i) obtener el triunfo y (ii) viabilizar
el socialismo. No es suficiente ganar y mantener la estructura burocrática,
clientelar y alienante de las instituciones vigentes que son herencia de la
IV República. Se necesita triunfar y proceder a desarrollar los componentes
socialistas que se encuentran en estado incipiente para avanzar en la nueva
ruta de la República. Si de verdad ustedes, candidatos, quieren acoplarse a
la dinámica de la historia política del SSXXI en Venezuela tienen que
dominar la conceptualización teórica. El orden ideológico exige, para la
acción revolucionaria desde las instancias del mando burocrático, asumir con
conciencia el empleo del poder. El poder, bajo la categorización del
Proceso, no es para usufructuarlo tal como se hace bajo los parámetros de la
IV República. Es decir, hacer uso del mando burocrático del Estado para
favorecerse a sí mismo y su grupo. El poder empleado por el reformista o
reaccionario no apunta a satisfacer las expectativas en sus niveles más
elevados de lo moral, lo material y lo espiritual del ser humano. No, el
poder de la IV República descansa en las cúpulas que se adjudican la
potestad del Estado para actuar con base en sus propios intereses. Esta
forma de mando, en cualquiera de las instancias de elección popular, tiene
que ser erradicado. En su lugar, hay que darle cabida al principio
revolucionario de emplear el poder para alcanzar el bien común. En
contraposición al reformismo o a la reacción, se tiene que alcanzar el
triunfo el 23/11 para transferir la toma de decisiones al pueblo. Eso es
viabilizar el socialismo y profundizar la conciencia revolucionaria.



Atención candidatos, el poder no es para el usufructo. El poder es para
llevarle felicidad al colectivo nacional. El poder no solo se ubica a nivel
del aparato burocrático del Estado; sino también, en la decisión directa del
pueblo. Para que triunfemos el 23/11 hay que tomar en cuenta al pueblo
organizado. El que sea electo para un cargo ya no será más el señor dueño de
los destinos de la comunidad que va a dirigir. No, esa práctica desaparece.
El que sea electo se convertirá en vocero del pueblo. El vocero expresa y
manifiesta lo que determina la comunidad que dirige. Su mando va a depender
de los dispositivos de participación popular consagrados en la Constitución;
valga decir, consejos comunales, contraloría social, asambleas populares,
cabildos abiertos. Por lo tanto, el que aspira a ser electo bajo los
preceptos revolucionarios no puede emular la práctica clientelar de los
jerarcas del Estado de la IV República (oposición disociada hoy en día).


De tal manera que, vale tanto y hasta más el ejercicio de la comunidad
organizada en la conducción de su destino, que el del actor electo para un
cargo público. Si esto se asume con conciencia, la rivalidad desaparece y
con humildad se tiene que aceptar la necesidad del consenso revolucionario.
Bajo estos preceptos, el poder no es del individuo electo --deformación
estructural estimulante del egocentrismo y demás desviaciones perversas del
poder. Ahora, el poder lo ejerce directamente el pueblo. Sean inteligentes,
camaradas y seres de buena voluntad para aceptar que estamos en un proceso
revolucionario (cambio estructural) y que las prácticas reformistas quedaron
atrás (manutención estructural).