La búsqueda por alcanzar la revolución siempre estuvo concebida bajo el método de la vía violenta. Los antecedentes del proceso actual hay que ubicarlos en la lucha armada de los años 60. Allí está el origen de lo que hoy se construye en Venezuela. No obstante, el año 1997 marca un hito en la historia política de Venezuela. Me refiero a la Asamblea Extraordinaria del MBR-200 en Valencia. Las decisiones que en ese evento se adoptaron crearon un nuevo paradigma para hacer la revolución. Ya no sería la acción violenta el método revolucionario, sino el electoral. A partir de entonces la táctica cambia: (i) ir al gobierno por la vía de las elecciones; (ii) crear una poderosa estructura político electoral (MVR), y (iii) mantener vigente la estrategia de llevar adelante el modelo revolucionario (consolidar el poder popular).
Aunque el cambio de paradigma se inclinó por las elecciones, eso no significa que el modelo político revolucionario tiene que ser igual al representativo. Es más, hay que diferenciar muy bien, y con sus respectivas especificidades, entre lo que es ganar las elecciones como acto burocrático o tomar el poder como acto revolucionario. Para ambos actos se emplea el método electoral. Pero, el burocrático es darle continuidad a la democracia representativa. Es mantener el Estado concebido para el usufructo del poder. Es seguir sosteniendo a los representantes electos como cúpulas
La
diferencia del acto burocrático con respecto al acto revolucionario, es que lo
electoral va a sustituir el método de tomar el poder. El acto revolucionario
busca materializar la revolución, tal como se buscaba por la vía violenta antes
de 1997. El acto revolucionario es colocar el gobierno al servicio del pueblo.
Es darle viabilidad a la democracia directa (gobiernos comunitarios, asambleas
populares, cabildos abiertos, contraloría social, consejos locales de
planificación, consejos comunales, asociaciones de ciudadanos). Es despertar al
pueblo para consolidar el poder constituyente. Los revolucionarios que vayan a
las elecciones del 8D, para tomar el poder y hacer del acto electoral un acto
revolucionario, estarán en sintonía con la base ideológica de la revolución.
Ese será un militante que se convertirá en instrumento del pueblo y, por lo
tanto, no decidirá nada de los asuntos públicos que le competen a la comunidad
sin la consulta popular. Como instrumento del pueblo, tendrá que estimular los
canales de su participación directa y propendrá a crear las condiciones para
sustituir el Estado de la democracia representativa, por el Estado de la
Revolución Bolivariana