Bienvenidos a Grecia
Es la primera vez desde la revolución española de 1936 que un partido de izquierda gana las elecciones en Europa. En las elecciones nacionales de este fin de semana en Grecia el izquierdista SYRIZA ganó 149 de los 300 escaños y formará un gobierno de coalición en los próximos días para gobernar el país. Después de siete años de abusos neoliberales, el pueblo griego derrocó al régimen bipartidista que ha gobernado el país durante los últimos 40 años con resultados socialmente catastróficos.
El partido de la derecha populista Nueva Democracia (ND) obtuvo un 27,8% y el ex socialista PASOK, ahora convertido en neoliberal, recibió un insignificante 4,6% de los votos. SYRIZA ha aumentado su base electoral en un 10% desde las elecciones de 2012, mediante la acumulación de los votos de los sectores populares y la clase media baja, que ha sido violentamente proletarizada.
Cambio de rumbo para toda una sociedad
SYRIZA es el resultado de una colaboración de 15 años entre los grupos políticos divergentes dentro de la fragmentada izquierda griega, que comenzó en los tiempos del movimiento altermundialista. Pasó del 4% al 27% en las elecciones de 2012, cuando logró representar la dinámica social de los movimientos sociales masivos, que en ese momento sacudieron el país y derrocaron al anterior gobierno del PASOK.
Como los movimientos no lograron ofrecer alternativas tangibles y el siguiente gobierno de coalición entre ND y PASOK impulsó con mayor fuerza la reestructuración neoliberal y su agenda política de extrema derecha, los estratos oprimidos de la sociedad griega renovaron sus esperanzas en la política representativa. En este contexto, SYRIZA ganó las elecciones de ayer por haber forjado una alianza social en torno a dos propuestas específicas: (i) un plan de salvación social para paliar las consecuencias de la ofensiva neoliberal en las clases más bajas, y (ii) un plan para renegociar la deuda pública griega con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, con el fin de que sea sostenible.
Si bien este programa político moderado no suena izquierdista, de hecho constituye un cambio de rumbo radical respecto a la ortodoxia neoliberal que se ha consolidado en la UE y las instituciones globales, lo que da esperanzas no sólo para Grecia sino también para cambios de poder más amplios en la Unión Europea.
Una oleada de poder popular
Por extraño que parezca, el ascenso de SYRIZA al poder es el resultado de dos años de reflujo de los movimientos sociales griegos. Sin embargo, estas elecciones podrían constituir la chispa que encienda una nueva y más fuerte ronda de luchas sociales en Grecia y más allá. El poder de la representación para desmovilizar al electorado y estabilizar el sistema político ha ido perdiendo terreno. Los pobres han votado a favor de SYRIZA con el fin de poder respirar, pero las aspiraciones más profundas de libertad, justicia social y democracia radical son muy elevadas. La juventud, el precarizado y los sin-trabajo constituyen grupos sociales grandes y dinámicos que no se contentarán con una política socialdemócrata moderada. Después de muchos años de dominación y de acumulación de poder en los movimientos, la militancia de base ahora está lo suficientemente madura como para arrebatar centímetro por centímetro el terreno al Estado y a la oligarquía griega y para dar la batalla desde mejores posiciones. No cabe duda que el antagonismo social se intensificará en Grecia, con buenos motivos.
El llamado de Atenas resuena
El incremento del poder popular desde abajo en Grecia resulta más oportuno que nunca, pero además, su llamado resuena en gran parte de Europa. Aparte de PODEMOS, España es un crisol de alternativas de base y de la experimentación de los movimientos con la política representativa. La politización de la base social también da lugar a fuertes partidos de izquierda o de la izquierda populista, en Irlanda, Escocia y Europa del Este. La movilización social en Italia y Francia rejuvenece.
Los movimientos europeos están más interconectados que nunca. Además, los pueblos de la periferia europea se enfrentan a condiciones sociales similares, debido a años de austeridad y saqueo neoliberal. La noticia de la victoria de la izquierda griega reanima su esperanza de cambios radicales en sus propios países. Si la élite neoliberal europea intenta aplastar a Grecia con medidas de austeridad de línea dura, la guerra volverá a casa. Una Europa alternativa, más allá de las estructuras neoliberales existentes de la Unión Europea, sí es posible. Su futuro recae en nuestras manos.
Es la primera vez desde la revolución española de 1936 que un partido de izquierda gana las elecciones en Europa. En las elecciones nacionales de este fin de semana en Grecia el izquierdista SYRIZA ganó 149 de los 300 escaños y formará un gobierno de coalición en los próximos días para gobernar el país. Después de siete años de abusos neoliberales, el pueblo griego derrocó al régimen bipartidista que ha gobernado el país durante los últimos 40 años con resultados socialmente catastróficos.
El partido de la derecha populista Nueva Democracia (ND) obtuvo un 27,8% y el ex socialista PASOK, ahora convertido en neoliberal, recibió un insignificante 4,6% de los votos. SYRIZA ha aumentado su base electoral en un 10% desde las elecciones de 2012, mediante la acumulación de los votos de los sectores populares y la clase media baja, que ha sido violentamente proletarizada.
Cambio de rumbo para toda una sociedad
SYRIZA es el resultado de una colaboración de 15 años entre los grupos políticos divergentes dentro de la fragmentada izquierda griega, que comenzó en los tiempos del movimiento altermundialista. Pasó del 4% al 27% en las elecciones de 2012, cuando logró representar la dinámica social de los movimientos sociales masivos, que en ese momento sacudieron el país y derrocaron al anterior gobierno del PASOK.
Como los movimientos no lograron ofrecer alternativas tangibles y el siguiente gobierno de coalición entre ND y PASOK impulsó con mayor fuerza la reestructuración neoliberal y su agenda política de extrema derecha, los estratos oprimidos de la sociedad griega renovaron sus esperanzas en la política representativa. En este contexto, SYRIZA ganó las elecciones de ayer por haber forjado una alianza social en torno a dos propuestas específicas: (i) un plan de salvación social para paliar las consecuencias de la ofensiva neoliberal en las clases más bajas, y (ii) un plan para renegociar la deuda pública griega con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, con el fin de que sea sostenible.
Si bien este programa político moderado no suena izquierdista, de hecho constituye un cambio de rumbo radical respecto a la ortodoxia neoliberal que se ha consolidado en la UE y las instituciones globales, lo que da esperanzas no sólo para Grecia sino también para cambios de poder más amplios en la Unión Europea.
Una oleada de poder popular
Por extraño que parezca, el ascenso de SYRIZA al poder es el resultado de dos años de reflujo de los movimientos sociales griegos. Sin embargo, estas elecciones podrían constituir la chispa que encienda una nueva y más fuerte ronda de luchas sociales en Grecia y más allá. El poder de la representación para desmovilizar al electorado y estabilizar el sistema político ha ido perdiendo terreno. Los pobres han votado a favor de SYRIZA con el fin de poder respirar, pero las aspiraciones más profundas de libertad, justicia social y democracia radical son muy elevadas. La juventud, el precarizado y los sin-trabajo constituyen grupos sociales grandes y dinámicos que no se contentarán con una política socialdemócrata moderada. Después de muchos años de dominación y de acumulación de poder en los movimientos, la militancia de base ahora está lo suficientemente madura como para arrebatar centímetro por centímetro el terreno al Estado y a la oligarquía griega y para dar la batalla desde mejores posiciones. No cabe duda que el antagonismo social se intensificará en Grecia, con buenos motivos.
El llamado de Atenas resuena
El incremento del poder popular desde abajo en Grecia resulta más oportuno que nunca, pero además, su llamado resuena en gran parte de Europa. Aparte de PODEMOS, España es un crisol de alternativas de base y de la experimentación de los movimientos con la política representativa. La politización de la base social también da lugar a fuertes partidos de izquierda o de la izquierda populista, en Irlanda, Escocia y Europa del Este. La movilización social en Italia y Francia rejuvenece.
Los movimientos europeos están más interconectados que nunca. Además, los pueblos de la periferia europea se enfrentan a condiciones sociales similares, debido a años de austeridad y saqueo neoliberal. La noticia de la victoria de la izquierda griega reanima su esperanza de cambios radicales en sus propios países. Si la élite neoliberal europea intenta aplastar a Grecia con medidas de austeridad de línea dura, la guerra volverá a casa. Una Europa alternativa, más allá de las estructuras neoliberales existentes de la Unión Europea, sí es posible. Su futuro recae en nuestras manos.
(Traducción ALAI)
Antonios Broumas es abogado e investigador griego sobre la interacción entre el derecho, la tecnología y la sociedad. Participa en movimientos sociales que promueven la autonomía social y los bienes comunes globales.
Antonios Broumas es abogado e investigador griego sobre la interacción entre el derecho, la tecnología y la sociedad. Participa en movimientos sociales que promueven la autonomía social y los bienes comunes globales.