La raíz de las manifestaciones violentas, canalizadas a través de la coacción, represión y guerra, es producto de las relaciones que establece el Imperio por dominar al mundo. El rechazo al golpe en Honduras por parte del gobierno de EE.UU., es el fenómeno de un acto político pero no la verdadera intención de la fuerza que sostiene el poder y que busca mantener sus espacios de influencia.
Veámoslo así. En la dimensión social de la vida existen dos elementos que estructuran la cotidianidad: lo fenomenológico (visible) y lo genoestructural (oculto). Por ejemplo en el campo de las percepciones que alcanza a los fenómenos paranormales la existencia de la cuarta dimensión es imperceptible al cerebro humano. La cuarta dimensión no se puede ver. Es intangible. Lo extrasensorial es aún inexplicable. El alma, los espíritus, los milagros, todo este mundo que lo creemos mágico y que sigue siendo un misterio, no lo capta el cerebro del hombre terrenal. Se mantiene en el plano de lo incomprensible.
Asimismo, en las relaciones políticas hay también componentes invisibles. La vacilación de Obama y la firmeza de Hillary Clinton (apoyo pleno a Globovisión) en sostener con arrogancia la denominada “diplomacia inteligente” constituyen actos fenomenológicos sin dejar ver lo que los origina. Considero que el establecer un nuevo “statu-quo” continental basado en el “poder inteligente” que legitima el golpe militar inédito y “democrático” (así lo considera la oposición reaccionaria en Venezuela y las fuerzas contra-revolucionaras del Continente) tipo Honduras es la génesis (genoestructura) de los hechos que ocurren ahora mismo en Honduras.
Este golpe represivo, violento e incitador de una guerra tiene su raíz en la hegemonía del imperio y su estrategia de Contención Política. La estrategia del Imperio para América Latina (dentro del marco del llamado Poder Inteligente) tiene entre sus principales componentes los siguientes elementos de juicio : (i) contener el avance y la ocupación de nuevos espacios por parte de las fuerzas progresistas antimperialistas; (ii) minimizar la influencia de Hugo Chávez en los gobiernos y pueblos del continente que sienten la espiritualidad bolivariana, la ruptura con la brecha social como lo es la tesis del SSXXI y el rechazo a la hegemonía de EE.UU; (iii) demostrar la fuerza del “garrote” y avisar la repotenciación de sus planes militares para la Región, especialmente los reactivados a partir del reforzamiento del Comando Sur: Puebla-Panamá (México y Centroamérica), Colombia (Venezuela, Ecuador y Farc) y Nuevos Horizontes (Bolivia y el Cono Sur).
El rechazo al golpe de Honduras de manera ambigua por parte de Obama no lo libera de su implicación estructural. La diplomacia inteligente encontró el instrumento ideal que usará el imperio para iniciar una nueva etapa en las relaciones con América Latina. Ese instrumento es Oscar Arias quien va a darle causa institucional al golpe “democrático” de los militares y, por lo tanto, obteniendo los resultados de ganar-ganar (para EE.UU y la contrarrevolución), quedará establecido como un acto legítimo de los pueblos que claman por la democracia occidental y la paz del mercado. Que se prepare en lo inmediato Nicaragua. Estimo que hacia el Presidente Ortega y su gobierno se avecinan conflictos similares que van a estimular la inconsistencia ideológicas de algunos de sus miembros y que el Imperio aprovechará para su causa. Me llama mucho la atención el hecho de que el Comandante de las Fuerzas Militares de Nicaragua haya estado en Miami en el cambio de mando de la jefatura del Comando Sur el pasado 26 de junio. Además, su vista a Taiwán a principio de mes deja en mi una duda si realmente está claro ideológicamente para confrontarse contra el Imperio.
Así como Nicaragua, el Gral. Douglas Fraser como nuevo jefe de Comando Sur actuará paralelamente en Bolivia, Ecuador y, muy especialmente en Venezuela. Nuestro espacio político, la Revolución Bolivariana, es objetivo mayor, prioritario y muy codiciado por la jefatura de los halcones (poder oculto en Washington). Ahora con mayor nivel de compromiso y conciencia no podemos quedarnos a nivel de lo fenomenológico. Hay que ir a la raíz de los hechos, para entender al Imperio (binomio Obama-Clinton) y actuar con base en la verdad. Indagar sobre la génesis de los fenómenos que es lo que nos permitirá profundizar en lo estructural. La revolución está en el Plan de Contención; y lo que está por venir no es para actuar en el campo fenomenológico sino en el estructural. El 2010 y 2012 son para las coyunturas que engendra el Imperio motivaciones y momentos cruciales para acabar con la revolución.
jueves, 9 de julio de 2009
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