A partir del golpe en Honduras la situación geopolítica continental cambia. Afecta a Latinoamérica y muy particularmente al proceso Revolucionario. Una nueva etapa se acaba de iniciar. La coyuntura de Honduras abre espacios para redefinir el escenario establecido en términos reales de la “Diplomacia Inteligente” de Obama, llevada a la práctica por Hillary Clinton.
Las coyunturas, sabemos, se engendran de manera espontánea por la conjunción de las variables sociopolíticas que produce una determinada sociedad en su accionar cotidiano. Por lo tanto, no son predecibles ni planificadas. La ciencia y la racionalidad humana pueden establecer aproximaciones de los tiempos y sus proyecciones, pero jamás determinar la exactitud de la realización puntual de los fenómenos sociales. De allí la necesidad de hacer del estudio y la investigación una práctica constante para aproximarnos a la interpretación de los fenómenos que la engendran lo más cercano posible a su realidad.
Estimo, como siempre lo he hecho, que la capacitación política basada en la fundamentación ideológica es una condición orgánica a la misma esencia de la Revolución Bolivariana. Me planteo, por ejemplo, como entender el discurso del Ministro Ramírez dado en Cabimas el 14/07/09 ante miles de asistentes en el 1er, Encuentro de Comités Socialistas de Trabajadores de la Industria Petrolera si no se tiene ninguna idea del significado de la vanguardia en un proceso de cambio estructural. Como puede asimilarse el concepto de PDVSA socialista si se carece de los conceptos fundamentales que explican los cambios de las relaciones de producción. O si extendemos nuestra preocupación al caso Honduras, nos preguntamos también si es que el revolucionario activista, militante, cuadro o espectador del Proceso conoce las relaciones de poder que establece el imperio para mantener su hegemonía sobre América Latina la cual se expresa en su doctrina de Seguridad Nacional. Se sabrá acaso que la Guerra Preventiva, fundamento militar de Bush para imponer los intereses vitales de EE.UU., sigue vigente en la administración de Obama.
Aunque se continué echando palabras escritas en medios impresos o cibernéticos sin respuestas a las inquietudes que se manifiestan, teniendo o no la razón, considero que la labor de proseguir con la difusión ideológica que estimule la conciencia revolucionaria debe ser una acción voluntaria y por convicción para luchar por el socialismo de manera inquebrantable, contínua, permanente e imperecedera.
Considero que los escenarios que se proyectan para el 2010 y el 2012 (ganar espacio la contra-revolución) exige como una condición estructural del Proceso crear el Centro de Estudios e Investigación de la Revolución Bolivariana (CEI-RB), más allá del PSUV, para darle coherencia, seguimiento y unidad a los múltiples esfuerzos que se están haciendo en la dirección de la construcción del pensamiento revolucionario y la lucha por instaurar el SSXXI.
domingo, 19 de julio de 2009
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