Sin lugar a dudas, el Presidente Obama es responsable de lo que haga su gobierno. Con conocimiento de causa o sin saber lo que arman sus subordinados, todo será de su incumbencia. Sin embrgo, creo que Obama no se entera de los asuntos que tejen los factores del poder real. Él es quien responde por todo; pero creo que más que un maquinador de situaciones oscuras Obama es un instrumento del poder oculto.
Lo percibo de esta manera. En lo que respecta a EE.UU., estimo que el ejercicio del poder tiene dos dimensiones: (i) el formal y (ii) el oculto; y dos planos: (a) el fenomenológico y (b) el genoestuctural. El Poder formal es el visible, tangible y verificable. Es en esencia la retórica y la palabra que respalda una imagen. Es la expresión concreta de la diplomacia cuya racionalidad es el decir con elocuencia y de manera muy sonora lo que se desea hacer pero que no se va a cumplir. El poder formal se ubica en el plano fenomenológico. Es como el tronco visible de un árbol.
Por su parte, el poder oculto es lo que pesa de verdad. Es el más significativo y el que genera las relaciones que determinan la dirección de la sociedad y del colectivo global. Es el poder real. Se ubica el poder oculto en la dimensión genoestructural y es equivalente a las raíces del árbol.
Visto así, ubico a Obama en la dimensión formal del poder. Por lo que su condición de Presidente, jefe del imperio, no va más alla de ser instrumento que le sirve a quienes manipulan las raíces de las relaciones que determinan las políticas de dominio. Obama hace la cotidianidad sustentado en lo formal; por ejemplo, preocuparse por decidir a que iglesia asitirá los días domingos; que discurso debe dar ante determinada situación; propiciar el lobby para la aprobación de leyes o normas reguladoras de la economía; enterarse de las maniobras militares visibles (no las usurpadoras de soberanía) que realizan las fuerzas militares de su país en el mundo. Asuntos importantes pero que no afectan la discrecionalidad de los halcones del Pentágono; ni limita las operaciones encubiertas y desestabilizadoras de sus organismos de intelgencia; ni impide que los jefes de los comandos estratégicos desplegados en el mundo intervengan en la política de otros países (como por ejemplo, la injerencia del nuevo jefe del comado sur, Gral. Douglas Fraser al hacer referencias políticas sobre Venezuela). Por supuesto que al fin de cuentas él tendrá que dar el visto bueno. No obstante las especificidades ni las determina él mismo ni sabe de sus consecuencias. Aunque por eso no será inocente de nada. Él como Presidente del país más poderoso todavía del mundo es la cabeza visible del imperio en sus hazañas hegemónicas.
Lo que trasciende de esta mirada, (partiendo de lo de Honduras) es que si Obama es solo el instrumento de los factores reales de poder el escenario de las próximas coyuntares en Venezuela (valga decir 2010 y 2012) la desestabilización se verá acentuada de manera exponencial.
miércoles, 1 de julio de 2009
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