A los camaradas
del Proceso Revolucionario
Estas son unas reflexiones que
dirijo a quienes sienten temor por el Revocatorio o por la Guerra No
Convencional como acciones del Imperio dirigidas a liquidar a la Revolución Bolivariana.
Muchos se sienten al despertar que la Revolución se acaba y que la derecha nos matará
a todos y quemará los libros, extinguirá las ideas y de la Revolución solo
quedarán sus cenizas.
A estos camaradas, compatriotas y
militantes del Proceso Bolivariano van dirigidos estos juicios para que en
conjunto y con mucho sentimiento generador de la espiritualidad revolucionaria,
repotenciemos el ímpetu y sintamos que no estamos solos, que luchamos juntos y
que la Revolución no perecerá.
Son reflexiones para el interior del
ser. No son elaboraciones sobre hechos o datos que se dan en la realidad de la
escena política. Son toques de energía al estímulo de la potencial acción para fortalecer
nuestras respuestas anímicas en la dimensión serena y equilibrada de la contienda
por mantener la Revolución e impedir que sea aniquilada por la derecha mundial
y el imperio de USA.
Nuestra brega, por consolidar el
Proceso Revolucionario, es en colectivo y permanente, por lo que requiere mucha
calma interior para ponderar cada paso a dar. Ahora más que antes, con mayor
vigor y energía que el período iniciado a partir de 1999, la moral y el
espíritu de cuerpo del revolucionario tienen que estar presente en la cotidianidad
del quehacer político para soportar los ataques de la AN, la derecha nacional y
mundial, el imperio y el Comando Sur.
Nadie puede asomar amagos de desmoralización. Ningún ser de buena voluntad y
personalidad bolivariana, identificado con la Revolución puede en ningún momento
sentirse debilitado. Este combate lleva muchos años gestándose. A principios de
los años 60 del siglo XX, los comandantes guerrilleros jefes de las columnas de
la lucha armada de las montañas de Venezuela, ya manifestaban como imágen
objetivo las ideas y acciones independentistas de Simón Bolívar, Simón
Rodríguez y Ezequiel Zamora; trilogía de pensadores que en la década de los 80
se convertiría en la base inspiradora del Movimiento MBR200 al interior de las
Fuerzas Armadas Nacionales y que se le acogió como el árbol de las Tres Raíces
(base ideológica que le permitió a Hugo Chávez convertirse en líder de masas). El
MBR200 tomó el poder en 1999 por vía del MVR y dio inicio a la Revolución
Bolivariana. He allí, pues, la relación de la lucha armada y la Revolución
Bolivariana de hoy. Los comandantes guerrilleros y los combatientes se fajaron
contra las fuerzas contrarrevolucionarias dirigidas por el imperio USA. La
lucha armada fue el antecedente más inmediato de este proceso revolucionario
que toma, de los libertadores que nos dieron la independencia, su ejemplo de
valentía y la entrega de su vida por una causa que les hizo trascender para
tenerlos como paradigma de resistencia y confrontación contra las adversidades.
Este
es un desafío generacional que busca en cada espacio por construir la creación de
un nuevo modo de vida sustentado en el socialismo para erradicar el
capitalismo. La batalla es nada más y nada menos por transformar el sistema
capitalista mundial en espacios emancipados que puedan establecerse con el
pueblo consciente y susbsistir a pesar del mundo global. La disputa no es solo
contra nacionales poseedores de consciencia alienada sino contra el poder
hegemónico del imperio capitalista que lidera USA y la derecha reaccionaria
mundial de Europa y sus vasallos de América; por lo que, dada las dimensiones
de las fuerzas adversas que pretenden aplastar a la Revolución Bolivariana la lidia
será constante, persistente y contínua. Será, así como lo es hoy, un enfrentamiento
inacabable por la emancipación del pueblo. En consecuencia, los escenarios
adversos contenidos en los planes de USA como la estrategia del Golpe Suave, en su variante de
“Rollback”, elaborada por el Departamento de Estado USA, que analiza
en sus investigaciones Carlos Lanz, (http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/al-descubierto-la-agenda-del-comando-sur-contra-venezuela-informe-especial), por
medio del Comando Sur, se comportan como inmensos obstáculos de Guerra No
Convencional (GNC) a los cuales la generación bolivariana sustentadora del
socialismo tiene que vencer; y ello se alcanza con (i) consciencia de la dimensión
de la confrontación, (ii) ímpetu de energía superior a la del
contrarrevolucionario y (iii) serenidad plena que rechace los efectos
psicológicos que buscan desmoralizar y acobardar.
La GNC dirigida por el Comando Sur
se constituye en traba, freno y dificultad para la consolidación del Proceso
Bolivariano; pero, como en todo escenario político hay por lo menos dos
actores: revolucionarios y contrarrevolucionarios, no todo lo que planifique y
busque concretar el actor contrarrevolucionario se cumplirá. El actor
Revolucionario responderá con igual o mayor contundencia a lo que pretende hacer
el actor adverso. La Revolución tiene que buscar las tácticas para superar a
los contrarrevolucionarios. Y, sin que nos genere ansiedad, asumámoslo de una
vez, así será hasta que esa adversidad “eterna” sea reducida a su mínima
expresión. A cada acción contrarrevolucionaria le acontecerá de manera
contraria una fuerza revolucionaria. Nada de lo que ejecute la contrarrevolución
se desplazará en línea recta hacia la consecución de su meta. El actor
revolucionario le responderá con otra línea que le chocará de frente, haciendo
entonces que la ejecutoria contrarrevolucionaria se reduzca, neutralice o desaparezca.
Los revolucionarios no pueden
subestimar su propia fortaleza y el rol que tienen que cumplir en el mundo de
hoy; pues la Revolución Bolivariana es un paradigma que guía, orienta e indica
senderos a los movimientos emancipadores que luchan en todo el mundo. Los
revolucionarios venezolanos no pueden quedarse en la dimensión del miedo y
pánico solo por escuchar en las redes sociales, en la TV o en la calle las
conjeturas contrarrevolucionarias. El pánico se supera con conocimiento y plena
consciencia revolucionaria. La fuerza interior se crece para transformarse en
ímpetu imbatible al dominar las ideas que proyectan el modo de vida sustentado
en el socialismo, razón del reto contra las fuerzas de USA, de la derecha
mundial y la globalización universal.
Toda la militancia auténticamente
revolucionaria, curtidos y novatos, experimentados o iniciados, todos en su
conjunto tienen que sudar muchos años más, para poder sentarse en la sublime
calma a ver los frutos de esta cruzada por el socialismo. Para llegar a ese
nivel de placidez espiritual, faltan amplios trechos de abismos todavía y
largos tiempos de saboteo, conspiración, paramilitarismo, GNC e intentos por
impedir consolidar la meta de hacer viable el socialismo bolivariano.
Los
escenarios de hoy, de GNC, de ataques mundiales, de obstáculos gigantes (ver el
artículo de Freddy Bernal http://www.psuv.org.ve/opiniones/hampa-ejercito-reserva
fascismo/#.VyyitiPhCLJ cuyo planteamiento sintetiza otra forma de la GNC) no
pueden afectarnos en lo moral, la consciencia o en el ímpetu. Sea cual sea el
tipo de ataque, se cumplan algunos pronósticos contrarrevolucionarios, no se
triunfe en algunos espacios, se activen nuevos
métodos para la desestabilización y la acción diplomática aniquiladora del
imperio, invocando la Carta Interamericana o apelando a la intervención
directa, cualquiera sea el atentado para cerrarle el paso al Proceso
Bolivariano, el revolucionario convencido y comprometido, se le enfrentará con
todo el vigor de su cuerpo y fuerza espiritual sin miedo ni pánico. Como lo
hiecieron los libertadores de la guerra de independencia y los combatientes de
la lucha armada. El revolucionario que combate por el socialismo, lo seguirá
haciendo y enfrentará muchas veces más los múltiplos escenarios de los
oponentes y adversarios que se le paren enfrente para frenar y destruir su
búsqueda revolucionaria.
Que nadie llore ni se vea derrotado
por creer que se ha perdido el Proceso Bolivariano. No es momento para detener
el tiempo y drenar lamentos y ansiedades. El temple de luchador no tolera retrasos
por migajas pragmáticas. Lo nuevo e inspirador de trascendencia es vencer la
GNC derrotando al Imperio, a la derecha mundial y a la contrarrevolución. El
triunfo, coronando la victoria de Bolívar, Chávez y todos los libertadores que
buscaron la emancipación de Venezuela, llegará porque la Revolución no es
reversible. Para ello, la ruta a seguir marca la pauta de la cadencia de la
superación de reveses. Mirada al frente hasta allá, más lejos del horizonte; y
el pecho erguido, que exteriorice la moral más alta que cualquier ser vivo en
la tierra.
Ya es tiempo de saberlo. Es el
momento de convencernos que en la Revolución, la práctica de la política es la
lucha imperecedera. La lucha es la brega diaria, es labrar el destino por un
nuevo modo de vida, es conseguir lo que se busca con esfuerzo y perseverancia.
Nada en la Revolución es donado, sino creado por la lidia humana del
revolucionario. Por eso la tenacidad por abrir brechas inexistentes es lo que
nos vincula emocionalmente con las rutas emancipadores del pueblo. Lucha que no
es volátil, como el gas que se diluye con la brisa o desaparece en la esfera de
la dimensión tangible de la tierra. Los caminos abiertos hasta ahora por la
Revolución no se abandonan por una o mil GNC, ni se dejan a medio andar. El
Proceso Bolivariano para consolidarse y otorgar al mundo y la humanidad otro
modo de vida nos exige ahora, en este instante de recio ataque del imperio, más
solidez y hermandad. La GNC con sus derivaciones (guerra económica, cruzada
psicológica, terrorismo, paramilitarismo) nos obligan hoy a ser más revolucionarios que
antes. Ser como Guaicaipuro, José Leonardo Chirinos, el Libertador Simón
Bolívar, Antonio José de Sucre, Fabricio Ojeda, Argimiro Gabaldón o como el
inmortal Hugo Chávez.
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