Los trastornos climáticos este año han causado grandes hambrunas, migración y el empeoramiento de la condiciones de vida para millones de familias rurales, especialmente mujeres y jóvenes. Mientras que los pequeños agricultores en todo el mundo producen los alimentos que la mayoría de los pueblos consume, los glaciares se están derritiendo a un ritmo alarmante, especies de plantas y animales están desapareciendo cada día, islas y naciones están siendo invadidas por océanos, los suelos se erosionan, los bosques queman y los eventos catastróficos, tales como huracanes, tornados, terremotos y tsunamis parecen noticias cualquier.
Mientras tanto el sistema alimentaria mundial impuesto por las multinacionales es a la vez un fracaso total y una de la causa principal de la crisis climática inducida por el hombre. La dependencia hacia los combustibles fósiles para producir, transformar y transportar es responsable de un estimado de 44 a 57 % del total de las emisiones de gas a efectos invernaderos. En vez de ofrecer una alimentación nutritiva para los pueblos del mundo, las multinacionales han producido hambre y obesidad, acaparamiento de tierras y desplazamiento rural y una crisis climática que ahora quieren resolver con falsas soluciones vendidas a la ONU.
Más de veinte años después de Río (1992) y Kyoto (1997), los gobiernos se han reunidos a cada rato para su Conferencias de las Partes (COP) en el CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático – UNFCCC). Ellos han dejado de proteger y mejorar los derechos humanos más fundamentales, incluido el derecho a la alimentación, mandando delegaciones a las discusiones sobre el clima quienes han favorecido los intereses privados en lugar del bienestar público. Los acuerdos y negociaciones anteriores han ido de acuerdos obligatorios o vinculantes hacia simples promesas que nunca se han cumplidas.
Al mismo tiempo, las multinacionales se han asegurado el apoyo político de gobiernos cooptados para integrar sus intereses en las estrategias de base de estos acuerdos. Mercado del carbón, los llamados “Mecanismos de Desarrollo Limpio” (CDM), REDD y REDD+, las bioenergías y los agro combustibles así como los paquetes de la agroindustria llamado “sensible al clima” son algunos de las propuestas engañosas sobre la mesa. En lugar de solucionar los problemas, estas falsas soluciones solo ayudan a empeorarlos. En lugar de limitar las emisiones, han creado mercados artificiales y oportunidades para que los grandes contaminadores sigan contaminado y han hecho muy poco para reducir los efectos del trastorno climático. Defendiendo los intereses del capitalismo y privatizando la naturaleza, las multinacionales están poniendo en peligro la vida de la gente corriente, de los pequeños agricultores, de los campesinos y de las comunidades indígenas quienes aseguran su sobrevivencia con la naturaleza.
Hablando de alimentación, de agricultura y de medios de vida rural, es claro que la agricultura campesina y los sistemas alimentarios locales han demostrado su capacidad de alimentar a los pueblos desde siglos. De acuerdo al Programa de las Naciones Unidos para el Medio Ambiente, al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, la FAO y el Relator Especial de la ONU para el derecho a la alimentación, los pequeños agricultores producen hoy día hasta el 80% de la alimentación de los países non industrializados (donde vive gran parte de la población mundial).
Es por esto que La Vía Campesina declara nuevamente que la Soberanía Alimentaria – basada en agroecología campesina, conocimientos tradicionales, selección, conservación e intercambio de semillas, y en el control sobre nuestras tierras, biodiversidad, aguas y territorios – es una solución verdadera, viable y justa a la crisis climática causada principalmente por las TNCs. Sin embargo, para hacer de la Soberanía Alimentaria una realidad necesitamos cambios estructurales. Entre otras cosas, necesitamos reformas agrarias integrales, adquisición pública de la producción campesina, y poner fin a los destructivos tratados de libre comercio (TLCs) promovidos por las TNCs. En síntesis, necesitamos justicia social, económica, política, y climática.
En el contexto de la COP21 (Conferencia sobre Cambio Climático programada desde el 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015 en París, Francia) prometen que por fin saldrá un “acuerdo universal y legalmente vinculante”.
Nosotros y nosotras de La Vía Campesina, representando a unos 200 millones de campesinos y campesinas en más de 150 organizaciones campesinas, exigimos que los gobiernos den prioridad a las necesidades de los pueblos por sobre los intereses de las corporaciones y que alcancen acuerdos con soluciones climáticas verdaderas durante la COP21, incluyendo sistemas alimentarios campesinos que enfríen la tierra. Las soluciones presentadas por las corporaciones son falsas, y no resolverán la crisis climática. Nuestras soluciones son verdaderas, y deben ser priorizadas por las Naciones Unidas. Para garantizar que nuestra voz sea escuchada, estaremos movilizados junto a los millones de migrantes, campesinos, trabajadores, mujeres, jóvenes, estudiantes, y luchadores por la justicia climática que estarán en las calles de París.
Hacemos un llamado a todos los movimientos sociales, organizaciones populares, a la sociedad civil y a militantes de todo el mundo para que se movilicen en el contexto de la COP21 y vengan a París en masa pero también de una forma descentralizada para que nuestras propuestas avancen y para mostrar nuestra oposición a las soluciones falsas que las TNCs han logrado meter en la CMNUCC (Organización de la ONU para el Cambio Climático). Gobiernos y delegaciones han tardado demasiado y deben ahora cumplir con las necesidades y expectativas de los pueblos del mundo. Es la hora para soluciones verdaderas para Soberanía Alimentaria y poner fin al secuestro de la CMNUCC por las TNCs.
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