En términos
sencillos y directos, podemos decir que el Marketing Político es una estrategia
para diseñar y prefabricar un candidato al gusto de los consumidores generando
una marca para posicionar sus propuestas. Asimismo, el Marketing Político
también se usa para poder manejar los niveles de popularidad de un político en
el ejercicio de su poder y responder estratégicamente a las matrices de opinión.
Son asesores de imagen que todo el tiempo le diseñan al político lo que tiene
que decir, le escriben un discurso y les dan las indicaciones de cómo seguir un
protocolo de imagen y comunicación para manejar los niveles de aceptación. Todo
siempre respondiendo a una estrategia de mercadeo y consumo comunicacional; por
lo cual, la demagogia es el principal recurso y argumento discursivo: “Se le
dice a la gente lo que esta quiere escuchar”.
Gracias a Dios
en Venezuela hemos tenido a un coloso humano, que pudo ser Presidente durante
14 años, sin dejar de ser auténtico y sin renunciar a sus valores ni
convicciones más profundas. Él no tuvo necesidad de crearse una imagen para
llegar al poder, ni para mantenerse. A él no hubo necesidad de diseñarle una
estrategia para posicionar sus propuestas en el “mercado” político nacional en
función de los gustos de un “público objetivo”. Fue suficiente su carisma, su esencia
humana, sus firmes convicciones, su autenticidad inquebrantable, su honestidad
suprema, su innata capacidad comunicacional y docente, más su firme congruencia,
para revolucionar este país hasta trascender las fronteras más allá de nuestras
tierras.
Chávez es un
hombre de profundo y sólido contenido; un ser de fondo que pudo darse el lujo
de eximirse de la necesidad del diseño de una forma específica para posicionar
su imagen en el escenario político, porque naturalmente alcanzó toda la vida
nacional. Simplemente Chávez minimizó la
concepción y la imagen del político tradicional. Bastó la plena autenticidad de sus virtudes y
errores, para convertirse en el líder único y supremo de Venezuela, que logró
mover tanto a sus seguidores, como al sector ciudadano de la oposición al mismo
tiempo. Definitivamente todo un
fenómeno; simplemente porque su gran
fortaleza comunicacional fue la verdad, su verdad, ser de verdad. Gracias a esto, es que ha podido salir
siempre victorioso de cada batalla que le tocó librar, convirtiendo cada dificultad
en una gran oportunidad de radical transformación. Para bien o para mal, su
autenticidad funcionó para convertirse en el hombre más posicionado de
Venezuela. Chávez se quedó instalado, hablando en términos de marketing, en el Top of Mind del 100% de los ciudadanos. Pero,
lo más significativo, es que el concepto de “Chavismo” nació espontáneamente de
la sabiduría creativa del mismo pueblo, sin necesidad de ser este un
especialista en comunicación estratégica; simplemente ocurrió este fenómeno, porque
Chávez fue “el medio comunicador” de la propia voz y sentir del pueblo con su
verdad. Estos códigos del Chavismo y sus contenidos
simbólicos, solamente son elementos de identificación y motivación de este
sector en específico, que en contrapartida revolvieron el rechazo atroz de la
ciudadanía opositora; lo cual les dio argumentos a los representantes de la
oposición para generar conceptos específicos con el objetivo de posicionarlo como
“dictador de un régimen”, y así detractar su imagen, sabiendo siempre que por
la vía democrática jamás lo podrían sacar del poder. Esta estrategia
comunicacional les funcionó efectivamente en su propio segmento y en los
indecisos, pero igual siguieron reforzando mucho más el concepto y el liderazgo
de Chávez.
Ahora bien, el
Marketing Político ha sido usado en Venezuela por la oposición como recurso de
disociación con el objetivo de blindar la mente de su target del análisis
ideológico. Este recurso de la comunicación estratégica, siempre ha buscado la
desviación de las propuestas argumentativas con códigos diseñados a gusto del
consumidor. Por eso, como Chávez ni la Revolución congenian con los valores y
códigos estéticos del sector ciudadano de la oposición, así como tampoco de
algunos indecisos que alcanzan el sector popular, el marketing político se
valió de esto, para sacar de contexto la racionalidad perceptiva e
interpretativa del proyecto y modelo de desarrollo propuesto por Chávez. Estos
sectores aun no comprenden racionalmente, que más allá de un hombre, existe el
contenido de fondo de un congruente y sólido proyecto de país. Aunque el legado
político de Chávez está profundamente sustentado y se ha hecho sustentable
gracias a la misma consciencia del pueblo que está blindado de las ideas
generadas por el Marketing Político, igual no se puede menospreciar el impacto
de sus efectos. Hay que tener en cuenta
que aun con los históricos resultados que Chávez le ha dejado al país en obras,
la oposición siguió creciendo. A Capriles a lo largo de su campaña, se le
diseñó como estrategia de Marketing Político mimetizarlo de socialista, con la
finalidad de “vender” la propuesta del mismo Presidente a través de códigos que
responden a los propios modelos de apreciación por identificación de este
segmento de la oposición: (prosperidad, estética, buena imagen de un candidato que
se expresa con un tono modulado, ausencia de símbolos asociados con
tradicionales regímenes comunistas etc.)
Es por eso, que Capriles aun con su discurso tan torpe, banal,
intrascendente y absolutamente incongruente, indirectamente caló inclusive en
alguna parte de los sectores populares, sin darse cuenta que ellos mismos
compraron a través de la imagen de Capriles la oferta de un socialismo light. Pero,
lo que más preocupa, es que no pueden terminar de ver que apoyan a un hombre
que ha sido el mayor promotor de la violencia en nuestro país.
Esta estrategia
de posicionamiento dio resultado aun estando Chávez vivo. Oscar Schemell,
Director de Hinterlaces en una entrevista a mediados de agosto del 2012,
declaró que si Capriles al final de la campaña lograba romper la barrera del
40% de los votos, entonces se podría tomar como un gran logro de la oposición y
el resultado de las elecciones fue precisamente ese. Capriles además de
llevarse el voto duro, también se llevó algunos votos del sector popular. Ellos
basaron su estrategia en base a los estudios del consumidor para alcanzar a una
parte del sector popular analizando sus valores aspiracionales. Dentro de los
estudios de mercado se ubica a una parte del sector popular que tiene como
valores de identificación, los mismos códigos que mueven al sector ciudadano de
la oposición, los cuales, ninguno de ellos se mueven por motivación ideológica
ni valores trascendentes como sí se mueve el Chavismo que gracias a Dios es la
mayoría de este país.
En la actual
campaña, se refuerza la estrategia de Marketing político promoviendo
descaradamente la imagen de un Chávez light al que se le quiere acuñar como
concepto de marca “Caprilismo”.
Realmente esto es un exabrupto, pero funciona y cala en el sector que lo
apoya y en el indeciso también. El Chavismo tiene su gran fuerza, pero el gran
reto de aquí a futuro, es que el gobierno no subestime el recurso del marketing
político para poder responder estratégicamente desde este flanco que no puede
quedar vacío como recurso comunicacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario