En medio del estreno de Barak Obama como Presidente de los EE.UU., unido al mediocre alto al fuego en Gaza, las guarimbas de los estudiantes opositores al Proceso Revolucionario y la maquinaria mediática de los medios privados en contra de la Enmienda, en medio de este escenario está Chávez.
Indudablemente que la Enmienda Constitucional no significa solamente la reelección de los cargos de elección popular, es también la concreción de dos elementos fundamentales inherentes a la esencia de la Revolución: (i) la traslación revolucionaria y (ii) el cambio de estructura.
La traslación se refiere a la transferencia del poder a las comunidades organizadas. Es, en términos concretos, la materialización del poder popular. La traslación permite que la toma de decisiones en el ámbito de las políticas públicas recaiga en las asambleas de ciudadanos para ser ejecutadas por los consejos comunales y demás expresiones populares similares. La Traslación es entonces la comunidad organizada como estructura básica para operacionalizar del socialismo.
Por su parte, el cambio de estructura es la transformación desde sus raíces de todo el sistema político vigente. Es darle un vuelco a la pirámide del poder. La vigencia de las cúpulas cede su espacio a la base de sustento, es decir, al pueblo por vía de las comunidades organizadas. El cambio de estructura viabiliza la producción socialista y la creación de ese sector productivo de manera independiente tanto del Estado como del sector privado. El cambio de estructura es el establecimiento de nuevos paradigmas que inducen a todas las instancias de intermediación social, a convertirse en componentes políticos subordinados al poder de las comunidades organizadas. A propósito de esta determinación cito, por ejemplo, el rol del PSUV que bajo los postulados del socialismo debe someterse a las decisiones de la comunidad para contribuir a su emancipación. Por eso creo que, una vez obtenido el triunfo de la enmienda, se revise el rol que cumple actualmente y se reajuste a los principios socialistas dentro del marco del Bien Común y la humildad política.
Por lo tanto, enmienda significa avanzar de manera acelerada en la toma de espacios orgánicos, políticos y sociales, para profundizar y consolidar el socialismo en Venezuela. Resulta entonces que la Enmienda es un componente estructural del Proceso Revolucionario. Y es aquí donde tiene que jugar un rol de primer orden Hugo Chávez: garantizar la continuidad del proceso para la creación y desarrollo de esta nueva sociedad y perseverar en la lucha contra el imperialismo. Con él rompemos el paradigma del modelo imperialista impuesto por los intereses más poderosos de los EE.UU., cuyo basamento es la democracia representativa. Con Chávez alcanzaremos tanto la traslación revolucionaria como el cambio de estructura.
Además, cuando observamos el escenario de la Enmienda y vemos los ataques intencionalmente aniquiladores del Proceso por la oposición desestabilizadora (los que la dirigen demuestran su vocación fascista), sumados a los calificativos aislacionistas que hace el nuevo mandatario norteamericano acerca del Presidente Chávez, la respuesta de quien lucha con valores auténticamente revolucionarios es darle más fuerza a Chávez como símbolo de los cambios radicales para establecer la nueva sociedad. El escenario político de hoy es muy claro: hay que restearse con Chávez.
martes, 20 de enero de 2009
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