La Fuerza A-B y sus vectores
William E. Izarra
La fuerza centrifugadora del revolucionario tiene que canalizarse hacia dos direcciones: (i) la solidificación de su conciencia revolucionaria y (ii) la transferencia del poder a la comunidad organizada. El arranque de los cinco motores (líneas estratégicas del Presidente), como fuerza de empuje, ha prendido el estímulo permanente para vislumbrar el rumbo del Proceso en la nueva fase que se inició el pasado 10 de enero. Estimo que la acción concreta para direccionar la materialización de la traslación revolucionaria (transferencia de la toma de decisiones a las comunidades organizadas). tal como se asoma en el escenario político, se perfila en las siguientes metas a alcanzar en el corto plazo:
1. Sustituir el estado reformista por el estado social comunitario.
2. Continuar desarrollando los estímulos teóricos y prácticos para crear el sector socialista de la producción.
3. Convertir, como acto soberano de la revolución bolivariana, a la Fuerza Armada Nacional en Fuerza Armada Bolivariana bajo la concepción revolucionaria del nuevo Estado Social Comunitario y basado en el nuevo pensamiento militar.
4. Crear al PSUV no como estructura orgánica que reproduzca los vicios heredados de la reforma, tal es el clientelismo y el usufructo del poder, sino como instrumento político para la emancipación del pueblo. Instrumento que se coloca al servicio de la comunidad para educar, canalizar necesidades, descubrir talentos, estimular la invención tecnológica, preparar la defensa comunitaria. Acto completamente contrario al rol del partido clientelar cuya acción es manipular al pueblo para apropiarse de espacios de poder asimétricos (de arriba hacia abajo sin reciprocidad direccional). La denominación de PSUV tiene que cambiar para darle sentido ideológico a su nueva concepción política.
5. Activar como nueva categoría político y social la vocería popular. Que se diferencie radicalmente del concepto de vocero manejado durante la IV República, el cual formaba parte del sistema reformista y contra-revolucionario de la democracia representativa. Este rol de vocero bajo nuevos parámetros conceptuales y resultante de la intención concreta de la revolución como cambio estructural significa que la primera instancia de poder, la asamblea popular de ciudadanos, decide por votación de sus miembros la escogencia de quien llevará la voz de sus deliberaciones y conclusiones. Entonces, esa voz que se convierte en Vocero Popular solamente habla. Lleva exclusivamente el mandato de la asamblea. No puede ir más allá de lo encomendado ni puede asumir ninguna otra tarea que involucre decisiones no tomadas ni discutidas por esa instancia asamblearia. Complementa la nueva categoría de Vocero Popular su acción consciente bajo los parámetros virtuosos de la humildad.
Para que se materialicen estas cinco metas a corto plazo, se requiere que el revolucionario actúe como centrifugadora; es decir, se engrane a los 5 motores para generar operaciones que produzcan eventos multiplicadores que potencien la construcción del poder popular bajo el marco del SSXXI. Acto que le exige fusionar sus conocimientos teóricos con el ejercicio de la práctica. Pero ese acto de fusión y acción tiene que desarrollarse bajo el convencimiento pleno de asumir decididamente lo que vamos a denominar, para efectos ilustrativos, la Fuerza A,B.
La fuerza A,B es la voluntad puesta de manifiesto por el revolucionario para materializar la traslación revolucionaria. La fuerza A,B es una acción autogestionada decida por convicción y espontaneidad para actuar en los distintos campos operacionales del Proceso Revolucionario. Los campos operacionales de activación inmediata, los de mayor demanda en el corto plazo (2007 y 1er., semestre del 2008) y los cuales deben ser atendidos con mayor diligencia por parte de las autoridades públicas identificados con el Proceso, los líderes que orientan y dirigen la opinión del militante y los propios revolucionarios, esos campos operacionales, son tres:
1. Formación Ideológica
2. Conceptualización teórica
3. Cambio de Estructura
Sobre los campos operacionales me referiré en el próxima publicación corta de la serie “Folletos del Proceso, el No. 10, a salir a mediados de junio. Por lo pronto, finalicemos con la explicación de la fuerza A,B. Ésta se compone de vectores que son los elementos energéticos que forman parte integral de la sumatoria total de esa fuerza. Estos vectores de la fuerza A,B son dos: (i) el vector 1,2 que comprende la espiritualidad del ser humano; y (ii) el vector 3,4 que está referido a la racionalidad del individuo. Considero que la garantía de la profundización del Proceso y la aceleración de su establecimiento solo se dará cuando se produzca domine e internalice a plenitud la Fuerza A,B. izarraw@cantv.net
jueves, 5 de julio de 2007
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