El pasado viernes 22 de agosto, me reuní en
Valencia con William Izarra, Tcnel. (r) de la Fuerza Aérea, antes de entrar a
grabar su programa de televisión “Punto y Círculo” que se transmite por la
televisora regional Dat Televisión, los días sábado a las 12 m y miércoles a
las 2 de la tarde. Él vive en Caracas y viene los días viernes a grabar el
programa.
Después de algún tiempo sin contacto directo,
recordamos viejos tiempos de encuentro en sus andanzas entre familias y pueblo,
pregonando las ideas revolucionarias de organización popular para la toma del
poder.
William Izarra, siendo militar activo, era
piloto de uno de los helicópteros que usaban para cazar guerrilleros en los
tiempos que pululaban en la montaña, soñadores revolucionarios buscando tomar
el cielo por asalto… Quien sabe, cuántas veces sobrevolaría William por encima
de las copas verdes de los árboles que amparaban bajo su follaje, a la misma
gente de Mario y de Amado Petit y, la gente con la que se fue Leonel…
Por si no lo sabían, al igual que Chávez,
William formó un grupo de conspiración llamado A.R.M.A., “Alianza
Revolucionaria de Militares Activos”, en el seno militar de la aviación y
el ejército y, al ser descubierto, fue acosado para que se fuera de baja de la
fuerzas armadas. Una vez de baja, se fue a Estados Unidos a estudiar e hizo una
maestría de Planificación Educativa en la Universidad de Harvard, regresando al
país en 1.977. Ese mismo año continuó en la conspiración ya en contacto con los
civiles entre los que se encontraban Douglas Bravo y Adán Chávez, entre otros.
Ese post grado hecho en las mismas entrañas
del imperio, le sirvió para redondear y pulir la propuesta social y política
que habría de hacer al pueblo venezolano y que se resumía en el simple objetivo
de la toma del poder a través de la organización popular: cambio de modelo y
estructuras…
Al salir Chávez de prisión, colaboró
estrechamente con él para la conformación del Movimiento Bolivariano
Revolucionario 200 y su transformación en el Movimiento Quinta República del
cual fue uno de los primeros Directores Políticos Nacionales.
Chávez una vez en poder, lo pone al frente de
la definición y profundización ideológica revolucionaria para formar
ideológicamente, valga la redundancia, a hombres y mujeres blindados para
conformar el gran partido de la revolución. Algunos le han llamado “el ideólogo
del Comandante”.
A nivel político tuvo una breve pasantía en
el Gabinete Ejecutivo del gobierno de Chávez ocupando el Vice Ministerio del
Poder Popular la las Relaciones Exteriores, designado para la región de África,
Asia y Oceanía, entre 2.004 y 2.005.
Nunca dejó de pregonar sus ideas sobre la
organización popular para la toma del poder y, en esos caminos de la vida, fue
que nos lo encontramos a finales de los ochenta y principios de los noventa. Al
sector revolucionario y progresista de la familia le atrajo la idea sencilla y
hermosa de William, por lo que decidimos de inmediato hacerla nuestra e
incorporamos a su causa participando activamente con él.
Organizamos desde pequeñas reuniones hasta
modestas asambleas en patios de casas de familia, donde William se presentaba
y, armado con laminas, transparencias, un rudimentario retroproyector y
material impreso que dejaba a los asistentes, hacía la exposición con lenguaje
sencillo y coloquial pero con el más alto sentido y contenido político, social
y revolucionario.
Acá en la zona sur de Valencia, en el Barrio
La Bocaína, en la casa de Elías Corona, cuna de nuestros sueños
integracionistas de la familia, donde nació ASOINFA, hicimos la última gran
asamblea donde llenamos el corredor y el patio trasero bajo una frondosa mata
de mango, repleta de silletas y gente escuchando con atención el nuevo y
atractivo planteamiento de participación protagónica en la realidad del país. Chule
y Monche, nuestras puntas de lanza revolucionarios de la familia, compartían
entusiastamente la hermosa y temeraria propuesta de William.
Elías Corona por su parte, se regresó a
Bariquí sonriendito, con el alma preñada de grandes esperanzas ante la dura
situación que atravesaba el país y cargado de buenas nuevas que difundió en El
Bariquí, en aquellas cotidianas asambleas vespertinas en la casa vieja.
Por nuestra parte, planificamos e hicimos
reuniones y asambleas pequeñas y grandes en otras partes, ayudando a William a
difundir su idea. En Guama, estado Yaracuy, hicimos una hermosa asamblea con
nutrida presencia y participación de una gran cantidad de productores
agrícolas, gente sencilla, de pueblo. El éxito era creciente en cada reunión
que se planeaba y efectuaba.
Al terminar aquella asamblea de La Bocaína,
Elías Corona muy entusiasmado, planteó la idea a William de hacer una reunión
en El Bariquí, lo cual fue aceptado de inmediato, contagiados todos con el
entusiasmo de Elías. Fue así que nos montamos de inmediato en la planificación
y logística de la reunión de El Bariquí. En el fragor de la logística, Elías
decidió hacer la reunión en casa de Fifa, una gran casa recién construida y
lista para habitar, tan solo a la espera de ser ocupada por sus dueños, una vez
que finiquitara Manuel Costero, su jubilación de la empresa petrolera Maraven
en Punto Fijo.
Esteramos el corredor trasero de la casa con
silletas cataneras quitadas prestadas en todas las casas de La Plaza y con una
pequeña mesa al frente fungiendo el estrado.
En retribución al gran entusiasmo de Elías
por montar esa reunión en Bariquí, William decidió convertir esa pequeña
reunión en el lanzamiento nacional de su movimiento al que denominó A.R.M.A.S.,
que ahora fuera del campo militar significaba “Alianza Revolucionaria de
Movimientos Autónomos Sociales”
A las nueve de la mañana del gran día de la
asamblea, todo estaba listo. Con la desesperación natural de quien no le gusta
esperar, Elías Corona ya había hecho una zanja desde la casa hasta la iglesia
de tanto irse a asomar “si llegaba la gente” en el “carro bajito
azul” que le habían dicho.
Comenzó a llegar gente invitada de Valencia, de
Morón, de San Felipe, de Guama y “la gente de Caracas”, y el “carro
bajito azul” nada que llegaba. Elías si había visto temprano una camioneta
negra con vidrios oscuros que había dado una vuelta tempranito a la iglesia,
pero era demasiado temprano y, además no era el “carro bajito azul” que
le habían dicho… No sabe que, la “gente
de Caracas” no vendría en ningún “carro bajito azul” y que, William
Izarra había llegado a las ocho de la mañana en esa camioneta negra con vidrios
oscuros, estuvo en la Plaza y como no vio a nadie allí, decidió ganar tiempo e
irse a Cumarebo y después a Coro, a visitar periódicos y emisoras de radio para
notificar sobre el acontecimiento que estaba por suceder en el Bariquí.
Llegó nuevamente antes de las once de la
mañana y dimos inicio a la reunión. Tras una modesta presentación del invitado,
se dio inicio a la exposición de William ante una audiencia que, desde las
primeras palabras, fue presa expectante del discurso del hablante.
En la primera fila de silletas, frente al estrado,
sentados al lado de Elías, estaban Chema, Clemente, Jerónimo Hernández y Cheo
Jiménez, entre otros, que clavaron su mirada y su atención al desconocido
visitante llegado de Caracas.
Con puntualidad castrense, a los sesenta
minutos William culminó su exposición, tras lo cual se abrió una sesión de
preguntas y respuestas que duró más que la exposición misma. Tímidamente
iniciada por Cheo Jiménez, la participación se tradujo en una cerrada cadena de
preguntas, respuestas y repreguntas de parte de casi todos los asistentes.
Más tarde y en privado, el expositor nos
confesó visiblemente emocionado a los organizadores, su grata impresión por la
gran participación de los asistentes y, especialmente por la gente mayor y de
trabajo quien había escuchado su propuesta, la había entendido como posible, en
los términos en que él la había planteado.
Pues bien, en ese encuentro del viernes
veintidós, recordamos todo esto como cada vez que hablamos o nos encontramos y,
surgió la idea un reencuentro de William con El Bariquí, de regresar él al
pueblo que lo acogió tan gratamente en 1.991 y saludar de nuevo a esos viejos
bariquiseros que todavía lo recuerdan.
Estamos planeando entonces, hacer de nuevo
esa reunión en Bariquí y surgió ese día por cierto, la propuesta de que fuera
conmemorativa de aquella y en sencillo homenaje póstumo a su gran planificador,
Elías Corona, ausente desde marzo de 2.008.
El viaje está decidido y tiene fecha: el
domingo 28 de septiembre. La reunión será en el mismo corredor trasero de la casa
de Fifa a sugerencia de Toño Costero y a las 11 de la mañana.
Toño Costero (Contralmirante Costero Corona
Ramón Antonio) fue la primera persona informada de la posible reunión y la idea
le pareció sencillamente “del carajo” (respuesta textual). Fue cuando muy
entusiasmado sugirió: «Por supuesto tiene que hacerse en el mismo sitio» y,
Dios mediante, allí estaría presente.
Fueron también contactados de inmediato
Franco y Cheo Jiménez y puestos al tanto de la idea, e incorporándose desde ya
a la preparación de la misma.
Estoy haciendo llegar esta información por
esta vía, a todos aquellos que considero pertinente poner al tanto de esta
actividad, y por considerarlos además afines en una posición ante la realidad
de la sociedad venezolana y falconiana, de la comunidad bariquisera y de la
patria toda.
Si incurro en equivocación y en estos
momentos alguno de ustedes no están ganados para un proceso de cambio de
modelos, de estructuras, de transformación política, social y económica del
país de nuestros hijos, nuestros nietos y sus descendientes, les ruego me
disculpen la molestia causada y me lo hagan saber de manera explícita para no
volver a cometer el mismo error.
Por lo demás, de no ser así, sin ninguna
duda, esperen más información al respecto así como espero también sus
comentarios sobre esta inquietud.
Esta no es una de mis notas del Facebook,
pero si agradezco ese comentario al respecto en señal de haber recibido el
mensaje y para conocer su disposición de acompañarnos ese día en Bariquí.
Muchas gracias de antemano, atentamente,
Eliézer Corona.
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