Energía Morfogenética

Energía Morfogenética
Fuerza de los Revolucionarios para luchar de manera inquebrantable por consolidar la Revolución Bolivariana

III Curso para Difusores e Investigadores del Socialismo Bolivariano

III Curso para Difusores e Investigadores del Socialismo Bolivariano
Se iniciia el 31.05 a las 08.30am en la UBV de Caracas, Los Chaguaramos, Piso 10, Sala Cruz Diez

Hacia la Capilla ardiente de 10 días

Hacia la Capilla ardiente de 10 días
Fueron cientos de miles quizás millones...no se sabe cuántos desfilaron frente a Chávez para darle su adiós

El Comunismo en Venezuela en 2017

El Comunismo en Venezuela en 2017
El comunismo hoy en día en el siglo XXI lo interpreto como el modo de vida que se fundamenta en la espiritualidad (razón política de energía morfogenética para luchar por transformar el mundo) del ser para organizar a la sociedad en componentes comunitarios que buscan alcanzar el Bien Común (racionalidad de justicia), la producción socialista y el poder popular expresado por vía del autogobiernC

Táctica y Estrategia de la Revolución Bolivariana en la coyuntura del 12 de Octubre

Táctica y Estrategia de la Revolución Bolivariana en la coyuntura del 12 de Octubre
Quienes creen en el Socialismo Bolivariano (Revolución), como otro modo de vida diferente al capitalismo, buscan la realización de actos dirigidos a transformar el capitalismo y generar una nueva estructura de relaciones humanas que invente el otro mundo posible.

El MNOAL y el Socialismo Bolivariano

El MNOAL y el Socialismo Bolivariano
La coyuntura en que se encuentra Venezuela al realizarse la Cumbre de los Países del MNOAL es una oportunidad, para el país que sigue de manera inexpugnable alcanzar la viabilidad de construir el Socialismo Bolivariano

La Revolución Bolivariana es un paradigma que guía a los movimientos emancipadores del mundo

La Revolución Bolivariana es un paradigma que guía a los movimientos emancipadores del mundo
La fuerza interior se crece para transformarse en ímpetu imbatible al dominar las ideas que proyectan el modo de vida sustentado en el socialismo, razón del reto contra las fuerzas de USA, de la derecha mundial y la globalización universal.

Talento, Bien Común y Virtud vs Fascismo, Odio y Destrucción

Talento, Bien Común y Virtud vs Fascismo, Odio y Destrucción
El Bien son los principios, la ética, la moral de la justicia, la razón del espíritu. El Bien es el amor al prójimo y la Buena Voluntad. El Mal es el odio, la devastación consciente, la intención de hacer daño, la negación de la idea, del pensamiento y de la Revolución.

La Carta Democrática Interamericana, instrumenrto de USA para mantener su hegemonía

La Carta Democrática Interamericana, instrumenrto de USA para mantener su hegemonía
No puede uno de sus miembros (OEA) invocar la aplicación de la Carta cuando se carece de moral política por ser violador de su articulado.

El Partido Político tiene que transformarse en estructura para la emancipación

El Partido Político tiene que transformarse en estructura para la emancipación
Democracia Directa es el nuevo estadio que tiene que asumir la Revolución Bolivariana una vez que el pueblo venza a la GNC, a la desestabilización, a la derecha mundial, al Comado Sur, al Departamento de Estado, a los gobiernos de la derecha mundial y al Presidente de USA.

jueves, 5 de julio de 2007

Material bibliográfico

Europa anclada en el Siglo XX

Europa en el siglo XX

William E. Izarra

Sobre Europa mi visión es que la izquierda se quedó en el siglo XX. El primer mundo del confort , el mundo norte, ha obstruido la renovación conceptual. Su elaboración teórica queda bajo los postulados que tuvieron vigencia en el siglo XIX y XX, pero carecen del conocimiento para la renovación o adaptación a los nuevos tiempos del siglo XXI. Su apego a dogmas, quistes intelectuales, le conduce a mantener la discusión crítica sobre asuntos especulativos de amplio contenido filosófico sin llegar a nada concreto. El Socialismo del Siglo XXI (valga decir, asamblea constituyente, nueva constitución, democracia directa, poder popular y los tres postulados básicos: bien común, producción social y participación del pueblo) puede convertirse en potencial referencia ideológica para romper paradigmas. Los grupos de jóvenes, activistas antiimperialistas, las unidades de base contestatarias y las organizaciones solidarias con la revolución venezolana, son estructuras frescas que pueden motivar, despertar y activar a la militancia revolucionaria para una nueva izquierda europea. De allí que, la tesis ideológica del modelo venezolano, pasa a ocupar un lugar de trascendencia universal para ese nuevo mundo posible que pregonan a voces las nuevas generaciones.

Esta es la principal conclusión que se deriva del análisis que hago luego de la experiencia de haber recorrido, en gira política, 6 países europeos: Alemania, Suecia, Austria, Hungría, Croacia e Italia. Comenzando en Diusburg, Alemania con la celebración del Congreso Ideológico sobre la Revolución Bolivariana, la organización Campo Antiimperialista demostró su solidaridad con el Proceso venezolano y su búsqueda por crear nuevas categorías político-ideológicas que le den sentido a sus luchas.

De Alemania seguí a Suecia, de acuerdo al programa elaborado por el movimiento Resolver, Resocal y las organizaciones de solidaridad y antimperialistas suecas. Dicté dos conferencias: una en la Universidad de Uppsala y la otra en Estocolmo. Participé en una reunión de trabajo con los parlamentarios del Partido de Izquierda y realicé una visita a la Cancillería sueca. El recorrido, después de Estocolmo, siguió en Viena. Dos eventos se cumplieron: (i) en la Universidad de Viena, con la asistencia de jóvenes universitarios y las organizaciones de solidaridad; y (ii) un encuentro con la comunidad árabe en el Centro Cultural Austro-Húngaro. Por otro lado, se establecieron nexos con el movimiento Iniciativa Comunista y se organizó el equipo promotor del Centro de Formación Ideológica (CFI), quedando el movimiento Campo Antimperialista encargado de su estructuración.


Luego continué a Budapest, Hungría. Igualmente, se efectuaron dos eventos. Uno, con el Partido Comunista de los Trabajadores de Hungría, en donde intervine y propuse la necesidad de romper paradigmas ideológicos para establecer nuevos puntos de referencias en la renovación del partido comunista húngaro y de estimular el surgimiento de una nueva izquierda en la Unión Europea. El segundo evento se efectuó con el Frente de la Juventud Comunista. Empleando mayor nivel de análisis se desarrollaron las ideas expuestas en el Congreso del Partido. Con Gyula Thurner, Presidente del Partido acordamos establecer un CFI en Hungría.

Finalmente, Italia. Primero en Trevi. Reunión de trabajo con miembros del Campo Antiimperialista de Italia para definir estrategias acerca de la formación ideológica bajo nuevos paradigmas y la continuación de seguir difundiendo el modelo bolivariano por Europa después de la reelección del Presidente Chávez. Además, tuve la oportunidad de conocer, de fuentes primarias, la verdad de lo que sucede en Iraq. Sostenedores de la resistencia iraquí analizaron de manera cruda el rol del imperio en Iraq y la fortaleza de los grupos que luchan contra el invasor. Su unificación en Comando de la Resistencia y su disposición irrenunciable a echar a los EE.UU., de Iraq en el próximo año. Luego en Roma. Dicté una conferencia en el Centro Nazionale di Documentazione Europea, del parlamento de la Unión Europea. Con la participación de los prestigiosos filósosfos italianos Gianni Vattimo y Domenico Losurdo analicé el modelo venezolano y la coyuntura actual que obliga a la reelección de Hugo Chávez.

Fue importante definir la base teórico conceptual del Socialismo del Siglo XXI, pues los italianos, al igual que la izquierda europea, no conoce todavía el significado de este modelo que rompería los paradigmas del primer mundo y estimularía el surgimiento de una nueva corriente de izquierda revolucionaria en toda Europa.
izarraw@cantv.net

La Democracia Revolucionaria

La Democracia del SSXXI

William E. Izarra

El modelo del ejercicio político implícito en la construcción del SSXXI es la democracia revolucionaria. Esto es el modo de ejercer los derechos ciudadanos, consagrados en la Constitución Bolivariana, para dirigir la sociedad con base en el cambio de estructura que lo sustentan sus tres postulados fundamentales: (i) el bien común (cambio en las relaciones sociales), (ii) la participación directa (cambio en las relaciones de poder) y (iii) la producción social (cambio en las relaciones de producción). La democracia revolucionaria es diametralmente opuesta a la democracia representativa, pero es sinónimo de democracia directa. Busca la democracia revolucionaria establecer el poder popular que es en última instancia la razón de ser del proceso revolucionario. El poder popular se basa en la transferencia de la toma de decisiones al pueblo organizado.

Cuando el pueblo de manera consciente, estructurado en unidades socialistas planificadas y siguiendo las metas que trazan los proyectos para la emancipación soberana del colectivo, se asciende a un nuevo estadio en la evolución de la sociedad. Esta acción se traduce en participación directa lo que significa que la dirección del gobierno, las líneas maestras (tácticas y estratégicas) que definen el rumbo de la República y la concepción filosófica del ser para el ejercicio político, lo determina el mismo pueblo sin la intermediación de entes colaterales o de intermediación. Esencia, pues, de la democracia directa. Nada fácil de alcanzar, pero es la lucha que libra hoy el Proceso Revolucionario. La democracia directa o democracia revolucionaria, que para mi es lo mismo, requiere de consciencia, capacidad de asimilación, voluntad y constancia del colectivo revolucionario para poder sustituir la cultura representativa arraigada en nuestro pueblo. Lo representativo se traduce en clientelismo, pragmatismo y consumismo atado al ejercicio del poder de las cúpulas. Es por lo tanto exclusión, sectarismo, cogollismo y pragmatismo corruptor. Por ser usufructuaria, la representación niega la participación de la gran mayoría, generando su alienación, lo que se traduce en la pérdida de la consciencia crítica. Es, en última instancia, la contrarrevolución, ya que no busca el cambio de estructura de la sociedad, sino por el contrario aferrarse a la manutención estructural. Su práctica es la sustitución de los hombre o mujeres que administran o dirigen el aparato del Estado y de las instancias de mando de la sociedad, pero sin cambiar la estructura social.

El Proceso Revolucionario, cuya meta es la consolidación de la revolución, sí tiene que buscar el cambio de estructura. Si no lo busca y, por lo tanto, no lo alcanza entonces no es revolución. Es sencillamente continuar con la representación y el sostenimiento de la cúpula como ente de dirección. De allí que la democracia revolucionaria como sinónimo de democracia directa y medio para la práctica del Socialismo, tiene por fin el establecimiento del poder popular. Debemos saber que el poder popular, concepto usado como muletilla propagandística y el cual no es lema ni debemos abusar de su empleo emulando a quienes lo minimizan; decía, el poder popular es el ejercicio directo del pueblo organizado que se deriva de la acción colectiva, consciente y planificada, para dirigir la República sin operadores políticos.

Entonces, dada la importancia de digerir estos conceptos y actuar, tenemos como responsabilidad primaria estudiarlos y asimilarlos para hacerlos parte de nuestra cotidianidad cognitiva. Debemos adquirir el hábito de la lectura, del análisis minucioso sostenido por medio de la relación de datos y hechos observables. Debemos cosechar un pensamiento sólido producto de nuestra capacidad de discernimiento y de la suma de juicios propios. Es una obligación del líder de grupos y comunidades, así como un compromiso con nosotros mismos, asimilar la nueva conceptualización que nos trae la búsqueda revolucionaria para cambiar la estructura social. Los Círculos de Estudio y Trabajo recientemente lanzados a la luz pública como esencia del motor Moral y luces tienen que alcanzar esta meta. Si el esfuerzo que hace el Ejecutivo no se asume con disciplina y por lo tanto no se crean estos Círculos no podrá establecerse la democracia revolucionaria. Sin esperar más instrucciones ni convocatoria de líder alguno, hay que materializar lo que indica el Presidente: los Círculos de Estudio. Esta es la vía para sembrar la democracia revolucionaria. izarraw@cantv.net

La espiritualidad revolucionaria

La base espiritual revolucionaria

William E. Izarra




La revolución es un acto humano de profunda inspiración espiritual. La meta que busca alcanzar la revolución es lograr a plenitud el bien común del pueblo. Esto pasa por asumir que la espiritualidad es la energía interior que manifiesta el sur humano para lograr la obtención de fines y propósitos. La espiritualidad es el motor que genera la acción revolucionaria. No puede haber revolución si no se siente el amor por el prójimo, si no internalizamos sentimientos humanos de desprendimiento y entrega para satisfacer el bien colectivo. Hay revolución cuando sepamos querer a los demás. Habremos entrado en la dimensión espiritual de la revolución cuando aceptemos la existencia, el espacio y las ideas de nuestros semejantes. Estamos en la justa ruta del avance revolucionario cuando sintamos afecto y solidaridad por los ciudadanos, habitantes, pueblos de nuestro país y del mundo.

Ente los factores que estimulan el surgimiento de la espiritualidad y que se aplican, en este contexto a la política, puedo mencionar cinco de ellos: la conciencia, el compromiso, la unidad del colectivo, la pertenencia y las virtudes sustentadas en principios y valores de alto contenido ético y moral. Factores que moldean el marco teórico del revolucionario. Factores que inducen al cambio conceptual de los elementos que le dan consistencia al realismo político, es decir: (i) definición de una postura económica frente a los medios de producción; (ii) elaboración de una clara e inequívoca actitud política frente al cambio en las relaciones sociales y de poder; y (iii) producción de una sólida posición ideológica frente a la concepción del mundo y la vida. Es entonces una correspondencia simbiótica la que existe entre la espiritualidad del ser revolucionario y la acciones políticas que generan los cambios estructurales de la sociedad.

La espiritualidad, como agente innovador de la conciencia revolucionaria, va a incidir por la vía del militante, cuadro o luchador social, en el Proceso Revolucionario como fenómeno social que marca nuevos hitos en la historia de la República. Su incidencia en tres aspectos estructurales del Proceso: bien común, poder popular y fuerzas propias, nos permite afirmar que el nuevo paradigma que ha establecido la revolución en Venezuela es consecuencia de la racionalidad política en conjunción con los sentimientos nobles que emergen del corazón humano. La espiritualidad nos conduce a la concepción de un nuevo sistema político cuya raíz es el bien común. Este aspecto, sin que le agreguemos otros componentes, es suficiente para entender que el Proceso Bolivariano nunca es ni será igual, similar o parecido, a los otros modelos políticos que se sostienen con base en el pragmatismo, clientelismo o usufructo del poder. La democracia representativa, por ejemplo, no entiende la vida y al mundo desde una visión de amor hacia al prójimo. Lo hace sobre el marco capitalista cuya esencia lo define el beneficio y la acumulación hasta el valor infinito que produce el mercado. Su razón existencial es el lucro, el egocentrismo, la competencia, la rivalidad, el individualismo, el consumo. Diametralmente opuesto a lo que busca la revolución.

La diferencia entonces radica que en la revolución, lo espiritual permite que se direccione la acción política hacia la satisfacción de las creencias y prácticas basadas en el humanismo. El poder popular, por ejemplo, significa transferir, canalizar u otorgar la potestad de la toma de decisiones al pueblo organizado. Quien no sienta amor por el prójimo, nunca cederá el poder a los otros. No dará ni un milímetro del control del aparato del Estado a los grupos comunitarios que lo necesitan para satisfacer sus expectativas de vida. Eso solo se logra, se obtiene de manera legítima, cuando por propia voluntad la acción política inmersa en la convicción de la espiritualidad humana, el revolucionario se iguala a su prójimo y resaltando la disposición de desprendimiento y de solidaridad fraterna, decide conscientemente materializar la transferencia de poder al pueblo. Esto es lo que caracteriza a la fase actual del Proceso cuando la identificamos como la transición. Momento de nuestra historia que nos obliga a sembrar conciencia en el colectivo para que se le abra su entendimiento, se refuerce la voluntad y se le arme con los sentimientos que dimana de la espiritualidad revolucionaria para que pueda profundizarse la revolución. La consolidación del Proceso Revolucionario, etapa ulterior del mediano plazo, se alcanzará cuando se irradie , se acepte, se procese y se digiera intelectual y sentimentalmente la espiritualidad revolucionaria. izarraw@cantv.net

La Fuerza Centrifugadora A,B

La Fuerza A-B y sus vectores

William E. Izarra

La fuerza centrifugadora del revolucionario tiene que canalizarse hacia dos direcciones: (i) la solidificación de su conciencia revolucionaria y (ii) la transferencia del poder a la comunidad organizada. El arranque de los cinco motores (líneas estratégicas del Presidente), como fuerza de empuje, ha prendido el estímulo permanente para vislumbrar el rumbo del Proceso en la nueva fase que se inició el pasado 10 de enero. Estimo que la acción concreta para direccionar la materialización de la traslación revolucionaria (transferencia de la toma de decisiones a las comunidades organizadas). tal como se asoma en el escenario político, se perfila en las siguientes metas a alcanzar en el corto plazo:
1. Sustituir el estado reformista por el estado social comunitario.
2. Continuar desarrollando los estímulos teóricos y prácticos para crear el sector socialista de la producción.
3. Convertir, como acto soberano de la revolución bolivariana, a la Fuerza Armada Nacional en Fuerza Armada Bolivariana bajo la concepción revolucionaria del nuevo Estado Social Comunitario y basado en el nuevo pensamiento militar.
4. Crear al PSUV no como estructura orgánica que reproduzca los vicios heredados de la reforma, tal es el clientelismo y el usufructo del poder, sino como instrumento político para la emancipación del pueblo. Instrumento que se coloca al servicio de la comunidad para educar, canalizar necesidades, descubrir talentos, estimular la invención tecnológica, preparar la defensa comunitaria. Acto completamente contrario al rol del partido clientelar cuya acción es manipular al pueblo para apropiarse de espacios de poder asimétricos (de arriba hacia abajo sin reciprocidad direccional). La denominación de PSUV tiene que cambiar para darle sentido ideológico a su nueva concepción política.
5. Activar como nueva categoría político y social la vocería popular. Que se diferencie radicalmente del concepto de vocero manejado durante la IV República, el cual formaba parte del sistema reformista y contra-revolucionario de la democracia representativa. Este rol de vocero bajo nuevos parámetros conceptuales y resultante de la intención concreta de la revolución como cambio estructural significa que la primera instancia de poder, la asamblea popular de ciudadanos, decide por votación de sus miembros la escogencia de quien llevará la voz de sus deliberaciones y conclusiones. Entonces, esa voz que se convierte en Vocero Popular solamente habla. Lleva exclusivamente el mandato de la asamblea. No puede ir más allá de lo encomendado ni puede asumir ninguna otra tarea que involucre decisiones no tomadas ni discutidas por esa instancia asamblearia. Complementa la nueva categoría de Vocero Popular su acción consciente bajo los parámetros virtuosos de la humildad.

Para que se materialicen estas cinco metas a corto plazo, se requiere que el revolucionario actúe como centrifugadora; es decir, se engrane a los 5 motores para generar operaciones que produzcan eventos multiplicadores que potencien la construcción del poder popular bajo el marco del SSXXI. Acto que le exige fusionar sus conocimientos teóricos con el ejercicio de la práctica. Pero ese acto de fusión y acción tiene que desarrollarse bajo el convencimiento pleno de asumir decididamente lo que vamos a denominar, para efectos ilustrativos, la Fuerza A,B.

La fuerza A,B es la voluntad puesta de manifiesto por el revolucionario para materializar la traslación revolucionaria. La fuerza A,B es una acción autogestionada decida por convicción y espontaneidad para actuar en los distintos campos operacionales del Proceso Revolucionario. Los campos operacionales de activación inmediata, los de mayor demanda en el corto plazo (2007 y 1er., semestre del 2008) y los cuales deben ser atendidos con mayor diligencia por parte de las autoridades públicas identificados con el Proceso, los líderes que orientan y dirigen la opinión del militante y los propios revolucionarios, esos campos operacionales, son tres:
1. Formación Ideológica
2. Conceptualización teórica
3. Cambio de Estructura

Sobre los campos operacionales me referiré en el próxima publicación corta de la serie “Folletos del Proceso, el No. 10, a salir a mediados de junio. Por lo pronto, finalicemos con la explicación de la fuerza A,B. Ésta se compone de vectores que son los elementos energéticos que forman parte integral de la sumatoria total de esa fuerza. Estos vectores de la fuerza A,B son dos: (i) el vector 1,2 que comprende la espiritualidad del ser humano; y (ii) el vector 3,4 que está referido a la racionalidad del individuo. Considero que la garantía de la profundización del Proceso y la aceleración de su establecimiento solo se dará cuando se produzca domine e internalice a plenitud la Fuerza A,B. izarraw@cantv.net

Interpretando a Chávez

Interpretando a Chávez

William E. Izarra


Si el capitalismo puede sintetizarse en los tres rasgos globales que lo caracterizan, como son: (i) relaciones de producción basadas en el mercado, producto de la confrontación de los intereses específicos de las clases que lo generan, (ii) sistema político establecido para mantener las relaciones de dominio de las clases que dominan el mercado, las cuales se expresan en una forma de gobierno conservadora, reformista y cupular, y (iii) la cultura, como consecuencia del mercado y la manutención estructural, es la vía para perpetuar el flujo racional del mercado activando los mecanismos más sutiles y talentosos de alienación al colectivo; si estos son los rasgos generales que definen al capitalismo, por oposición podemos también sintetizar, en tres rasgos fundamentales, los signos que identifican al socialismo.

En primer lugar, (i) el modo de producción se basa en el Bien Común del colectivo nacional, y no en el mercado cuyo fin ulterior y razón de ser es la maximización del beneficio; (ii) el modelo político es la democracia directa (sinónimo de protagónica, participativa, auténtica, solidaria), cuya racionalidad es la transferencia de la toma de decisiones a la comunidad organizada sin intermediación de ningún ente complementario; y, (iii) como consecuencia de las dos características anteriores, surge el sistema cultural sustentado en la emancipación del pueblo, a fin de alcanzar los más elevados niveles de libertad, autonomía, independencia y autosuficiencia.

Si le hacemos seguimiento a las ideas que promulga el Presidente y si nos adentramos en su intención filosófica de crear no solo una nueva tesis política como es la del SSXXI, sino que además escrutemos su motivación innata de inventar categorías que signen la historia con modos frescos y no marchitos para interpretar el mundo y vivir la vida, me atrevo a delinear algunas ideas que motiven y generen reflexiones y estudios de los seres de buena voluntad para alcanzar definiciones apropiadas en la coyuntura actual.

Esto me lleva a buscarle sustento a la diferencia expresada arriba en lo que respecta a los modos de producción, dadas las condiciones económicas, políticas y culturales muy particulares de la realidad venezolana con respecto al concierto de naciones. Considero entonces que la producción socialista basada en el Bien Común demanda a su vez desarrollar tres líneas maestras: (i) determinar las necesidades reales del colectivo nacional a fin de redireccionar la producción. Esto se concreta al eliminar los productos inventados por el mercado y se neutralicen los efectos alienantes de la creación de necesidades ficticias que obligan a la sociedad a consumir de manera compulsiva, inducida y etérea;
(ii) reemplazar la categoría beneficio por la nueva condición de la producción socialista como lo sería la de remuneración compensable. Lo explico así, el beneficio es una de las leyes del mercado capitalista que justifica su verdadera racionalidad. Su fin es maximizarlo hasta el infinito, destruyendo a quienes traten de compartir espacios afines. En contraposición y atendiendo la etapa de arranque del socialismo, la remuneración compensable sería entendida como la retribución por los servicios prestados o productos elaborados, correspondiente al estipendio que resulta de la suma de los costos y la gratificación no especulativa ni usurera (contrario a la acumulación sin límites del capital) para satisfacer esfuerzos (energía y talento) y expectativas de objetivos individuales o grupales justos y razonables. La gratificación se fracciona en dos partes porcentuales. Una, la mayor, va al individuo o grupo correspondiente a sus esfuerzos (energía física, espiritual y necesidades biológicas propias de la condición humana) y la otra, menor, a la comunidad o entidad a la cual pertenece y que le ha facilitado incorporase al circuito productivo. Creo que en las profundidades del estudio del capital cuyo máximo exponente es Carlos Marx podemos encontrar elementos suficientes que al relacionarlos con la realidad concreta del siglo XXI, se invente la fórmula para teorizar, verificar y materializar esta categoría.

Finalmente, la tercera línea maestra es la nueva forma de la distribución del producto que se haría con base en la creación de las redes alternativas socialistas. Como sabemos la distribución en el mercado capitalista se organiza en componentes unitarios, individuos o asociaciones, cuyo parcela de acción constituye en sí una propiedad y en consecuencia permite la discrecionalidad de su juicio para determinar los precios. El beneficio es prácticamente una decisión individual basada en la dimensión de su ambición. Esto, por supuesto, que genera una espiral ascendente y constante en la medida que el producto pasa de parcela en parcela. Al llegar al comprador su precio se ha multiplicado tantas veces como parcelas beneficiadas existan. En contraposición, el mercado socialista debe estimular las redes alternativas de manera que el producto llegue lo más directamente posible al genuino comprador. De allí la necesidad de entender que el socialismo es un sistema de fundamentación humanista y no pragmático materialista como el capitalismo y, por lo tanto, prevalece el Bien Común que es la solidaridad, confraternidad y amor hacia el prójimo. Esto es parte de la investigación que hago actualmente para contribuir con la construcción del SSXXI.
izarraw@cantv.net